Una carrera marcada por el vínculo con la sociedad, que este año sumó un nuevo desafío: impulsar con el Consorcio Science Up un cambio cultural, donde la perspectiva de género sea parte del sello de la Universidad de Santiago.
El Eje de Liderazgo y Participación Femenina cumple un año de trabajo en Science Up, la última línea de acción que se incorporó al desafío de dotar de mayores capacidades a los y las estudiantes de ciencia de cara al 2030. Un reto que asumieron las tres universidades que componen el consorcio, donde hoy la Dra. Claudia Ortiz Calderón, coordinadora del Eje en la Facultad de Química y Biología de la Usach, reflexiona sobre el camino recorrido.
¿Cómo ha sido su experiencia como coordinadora durante este año?
Súper interesante. Yo no tengo una formación particular en temas de género, pero me informo y he tomado cursos, que es lo que esperamos que pase en nuestra comunidad, donde el consorcio sea un impulsor, porque son cambios culturales profundos y a largo plazo.
Hemos tenido reuniones con postgrado y pregrado que han sido muy enriquecedoras. Ahí uno ve que hay personas que no ven brechas de género; otras que ven y no dicen nada, pero que ahora se sienten más empoderadas porque saben que se está haciendo algo; y otras que lo ven y son activistas o se están formando, lo que nos permite desarrollar sinergias.
En relación a las brechas de género, en un año de diagnóstico, ¿cómo las percibe?
Creo que de alguna manera las universidades son una burbuja social, privilegiada, donde la sociedad patriarcal no es tan evidente. Las brechas de género están más solapadas, y se expresan por ejemplo en el lenguaje a través de micromachismos como usar diminutivos con las colegas mujeres.
Actualmente las brechas son más evidentes, pero necesitamos más información. Hoy estamos trabajando con Comunidad Mujer en el Consorcio, donde justamente la primera actividad fue visualizar brechas cotidianas, que muchas veces están tan naturalizadas que no nos damos cuenta. En la medida que las veamos podremos realizar cambios. Parte de nuestros objetivos es abrir esa cortina, que todavía está muy cerrada.
¿Por qué es importante impulsar el liderazgo femenino en ciencia?
Porque fortalece la construcción del conocimiento científico. Si bien las mujeres están incorporadas en el ámbito científico, creo que hay que fortalecerlo a través de espacios de liderazgo, por ejemplo, conducciones de grupos o de proyectos, o en cargos que también están asociados a la carrera académica, o en funciones administrativas que de alguna manera dictan políticas.
Hablando con colegas, nos hemos percatado que a veces para hacernos escuchar debemos hablar más fuerte o adoptar maneras masculinas para poder tener presencia y dar nuestra opinión. Eso es una forma de no aceptar la diversidad, porque todos los seres humanos tenemos una mirada distinta. La diversidad de miradas es fundamental para poder enriquecer la ciencia.
El liderazgo de una mujer puede ser más amable, es lo que yo percibo. Yo a mí misma me veo como una mujer liderando de una manera mucho más inclusiva y espero que con menos prejuicios. Creo que un modelo más amable, menos conflictivo, hoy es fundamental en una sociedad polarizada. Veo que está moviéndose la aguja, pero todavía hay mucho que hacer.
Una carrera vinculada a la sociedad
Curiosidad, naturaleza y estímulo familiar fueron los ingredientes que confluyeron para que la Dra. Ortiz se interesara por la Ciencia. Sin embargo, fue trabajando como bioquímica en diversos proyectos universitarios cuando decidió seguir una carrera académica, momento en que también descubrió sus ganas de emprender.
“Cuando estuve en el doctorado tuve un curso internacional con profesores que habían desarrollado técnicas de transformación de plantas, transgenia, y ahí supe que no quería quedarme solo en el laboratorio, sino que lo que yo desarrollara, fuese lo que fuese, de alguna manera llegara a la sociedad”, recuerda.
Así es como empieza con sus compañeros y compañeras de doctorado y magíster, en ‘95, Transbiotec. Sin embargo, aún no existían apoyos financieros para la transferencia tecnológica, que sumado a la falta de experiencia hizo que el proyecto no prosperara, según indica. No obstante, el ecosistema estaría dispuesto en ‘12, cuando crea Ambiotek, que daba soluciones para disminuir el impacto ambiental de la minería a través del uso de plantas y microorganismos que se adaptan a ambientes contaminados con cobre.
“Yo no me imagino ser una profesional sin un vínculo con la sociedad, sin poder retribuir y mejorar la calidad de vida de las personas y el medio ambiente. Esa intención y las puertas que he abierto a lo largo de mi carrera me han llevado naturalmente al emprendimiento. Creo que las mujeres tenemos mucho que aportar en esta área, especialmente como líderes”, finaliza.
La académica de la PUCV se refiere a la brecha de género en la ciencia, relata su experiencia como doctora en Microbiología y Parasitología y destaca el trabajo que se ha hecho en el eje de Liderazgo y Participación Femenina del Consorcio Science Up.
La Dra. Paulina Schmitt nació en una familia de científicos, por lo que, desde temprano, tuvo la certeza de que deseaba seguir el mismo camino. Si bien no recuerda el momento exacto en que se enamoró de la ciencia, sabe que la atracción estuvo presente en la infancia y la acompañó durante la adolescencia. Ya en el colegio, presionaba a sus profesores para que impartieran talleres de Biología Molecular y, cuando tuvo que decidir una carrera profesional, eligió la Biología Marina.
“Yo vivía en Santiago y me gustaba mucho el mar. Era algo que solo podía ver en el verano y me provocaba una curiosidad inmensa. Me parecía un caos biológico muy interesante, que iba mucho más allá de los cetáceos, una arista que ha estigmatizado a esta carrera”, explica la actual académica e investigadora de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), licenciada en Biología Marina de la Universidad de Valparaíso (UV) y doctora en Microbiología y Parasitología de la Universidad de Montpellier, Francia.
Hoy, su investigación se centra en el estudio de los mecanismos celulares y moleculares de la inmunidad innata de los organismos marinos, con especial atención a los moluscos bivalvos. “Estudio la respuesta inmune de estos animales para proponer estrategias sobre cómo mantener estos cultivos sin la utilización de químicos o antibióticos, y así crear una acuicultura sustentable en el tiempo”, explica, quien también es coordinadora del eje de Liderazgo y Participación Femenina del Consorcio Science Up, desde donde trabaja para disminuir las brechas de género en las facultades de ciencias.
—¿Cuál ha sido tu experiencia como mujer en el mundo de la ciencia? ¿Te ha tocado vivir momentos difíciles?
—Personalmente, siempre he creído mucho en mí, entonces nunca he sentido discriminación porque no lo he permitido. Si alguna vez llegué a presenciar algún atisbo, lo neutralicé rápidamente. He tenido mucha suerte, ya que me he topado con gente muy consciente de la igualdad, además, en el Instituto de Biología de la PUCV siempre han habido mujeres líderes y eso es un gran aporte.
Es cierto que las mujeres necesitamos más apoyo porque estamos a cargo de muchas otras cosas. Yo, por ejemplo, tengo tres hijos: una hija de ocho años y mellizos de cuatro. En ambos embarazos, las directoras del instituto eran mujeres y me entregaron todo su apoyo. De otra forma se me habría hecho muy difícil.
—¿Qué te parece que existan iniciativas como Science Up, que impulsen el liderazgo y la participación femenina en las facultades de ciencias?
—Es una excelente iniciativa. El levantamiento de información que hemos llevado a cabo nos ha mostrado que, si bien la mayoría sabe que hay una brecha de género, pocos tienen clara la definición propiamente tal. Mucha gente cree que solo se trata de números, pero es más que eso. Debemos reflexionar sobre cómo se enfrenta el rol de la mujer en el día a día.
Hace un tiempo, en el eje hicimos una encuesta para evaluar la situación y pudimos comprobar que los puestos de jefatura en docencia están muy cargados hacia las mujeres, pero los puestos altos de administración están conformados, en un 99 por ciento, por hombres. Eso indica que hay que escarbar más allá. Por fin, a través de iniciativas como Science Up, se está haciendo evidente cuál es la realidad en la que nos encontramos y cómo podemos avanzar para disminuir la brecha de género y alcanzar un escenario de equidad, donde ser hombre o mujer sea tan poco importante como ser diestro o zurdo.
—¿Cuál es la importancia de que existan referentes y modelos a seguir para inspirar a jóvenes científicas?
—Durante el último tiempo he notado, como profesora, que mayormente me buscan tesistas mujeres, que necesitan un referente y apoyo desde lo femenino. Creo en el modelo de rol, es decir, si tienes un ejemplo, lo sigues. Pareciera ser que está funcionando de la misma manera como yo fui motivada, hoy estoy motivando a más muchachas. La mujer científica se interesa en recibir un apoyo científico y emocional.
—¿Qué consejo le darías a mujeres jóvenes que están pensando en estudiar alguna carrera del área científica?
— Si les gusta la ciencia, si les atrae estar todo el tiempo aprendiendo cosas nuevas y saliendo de su zona de confort, busquen un/a buen/a mentora/a, alguien que se interese en desarrollar sus habilidades y enseñarles a hacer ciencia, pero que también tenga clara la brecha de género y haga esfuerzos por disminuirla.
“La ciencia básica, así como la innovación y el desarrollo de tecnología de frontera, son vitales si aspiramos a un mayor desarrollo y bienestar en nuestro país”.
La carrera de Dora Altbir, Premio Nacional de Ciencias Exactas 2019, ha estado marcada por sus ganas de aprender. “En el colegio me gustaban todas las ramas de la ciencia; me interesaba responder preguntas a través de la Física, la Química y la Biología. Recién a mediados de cuarto medio me decidí por la Física, pues me encantaba la posibilidad de predecir comportamientos en base a diferentes leyes”, explica quien también es directora del Centro para el Desarrollo de la Nanociencia y la Nanotecnología (Cedenna).
Actualmente, es profesora titular, académica e investigadora del Departamento de Física de la Universidad de Santiago de Chile (USACH), donde también se preocupa de sentar bases para disminuir las brechas de género y potenciar la vinculación entre la ciencia y la industria. En esa línea, cree que el aporte de Science Up es primordial para explorar nuevos desafíos entre diferentes actores de las facultades de ciencias.
—¿Cuál ha sido su experiencia como mujer en el mundo de la Física, una disciplina que históricamente ha sido dominada por hombres?
Lo primero que debo decir es que yo estudié cuando este era un tema que ni siquiera se conversaba. A veces, una podía percibir alguna situación incómoda, pero no necesariamente se entendía como una discriminación de género, ya que eran temas que no se discutían en ese entonces. Más recientemente, sí he percibido ciertas situaciones incómodas, pero yo personalmente tengo muy claro que lo importante no es detenerse en la incomodidad, sino seguir adelante haciendo lo que a uno le gusta. Creo que la mejor manera de demostrar que las mujeres tenemos capacidad para enfrentar los mismos problemas que los hombres, es resolviendolos, así que esa ha sido mi política general.
—¿Cómo ha sido el camino para derribar estereotipos de género en la Ciencia?
—Creo que hay muchos avances. Cuando yo estudié éramos muy pocas mujeres; ahora hay un número mayor, pero todavía estamos subrepresentadas. Por lo mismo, pienso que el problema viene desde la casa, cuando comenzamos a definir cuáles son los regalos o juguetes adecuados para nuestros hijos e hijas. Allí hacemos una diferencia notoria y que ciertamente las niñas la sienten.
Luego, muchas veces en los colegios también se producen situaciones complejas. Por ejemplo, en general las mujeres tardamos un poco más en decidirnos a responder una pregunta. Entonces, si en los cursos de ciencias siempre se les da la palabra a los hombres, que levantan la mano primero, las mujeres empezamos a pensar que ellos son más capaces en las disciplinas científicas que las mujeres.
Existen, asimismo, una serie de estereotipos que asocian la ciencia a una actividad masculina. Por lo mismo, yo creo que los cambios deben ser desde la casa, desde el momento en que nacen hay que enseñar a los niños que hombres y mujeres podemos hacer lo que queramos, guiándonos por nuestras vocaciones, intereses y capacidades, pero nunca por el género. Este camino se inicia en la casa, pero debe seguir en el colegio e incluso en el pregrado, mostrándole a niños y jóvenes que la ciencia no tiene género.
—Según su experiencia, ¿cuáles son los desafíos o las tareas pendientes de la ciencia para impulsar la innovación, el emprendimiento y la transferencia tecnológica?
Una de las tareas pendientes de la ciencia es perder el temor a comunicar sus logros y sus inquietudes, aprender a crear impacto en la opinión pública con honestidad y transparencia. Una enseñanza que esta pandemia nos deja es que los gobiernos que mejor pudieron enfrentarla fueron aquellos capaces de escuchar los consejos de la ciencia para actuar a tiempo y en forma eficiente y efectiva. Y por ello, como científicos, debemos comunicarnos efectivamente con el medio no disciplinar, para informar y apoyar la toma de decisiones.
La ciencia básica, así como la innovación y el desarrollo de tecnología de frontera, son vitales si aspiramos a un mayor desarrollo y bienestar en nuestro país. Los científicos deben comunicarse con la sociedad en general, y con el sector privado en particular, y en un marco de políticas públicas claras, estables y de largo plazo, llegar a la industria para generar un ecosistema de innovación que impacte positivamente en nuestro país.
—¿Cuál es la importancia de que exista una iniciativa como Science Up?
Ser científico significa estar permanentemente abierto a las preguntas y a las sorpresas, estar continuamente pensando y preguntándonos cómo mejorar, y en los últimos años hemos agregado la preocupación de cómo contribuir a la vinculación universidad-conocimiento-sector privado. Crear comunidades en las que esas conversaciones tengan un eco, sean valoradas y replicadas, formando asociaciones transparentes y colaborativas, respaldadas por instituciones serias y respetuosas del quehacer científico, es fundamental.
Así como en el Centro Cedenna científicos de todas las áreas trabajamos juntos buscando soluciones concretas para problemas tan importantes como el cáncer, la contaminación de los suelos y las aguas, la minería y los alimentos, Science Up es un territorio aún mayor de trabajo conjunto, que permite explorar nuevos desafíos entre diferentes actores, no sólo científicos sino también del sector privado de nuestro país. Las universidades que participan de Science Up tienen ya una historia de colaboración conjunta y un fuerte interés en vincularse al sector privado, generando sinergias a través de esta importante iniciativa.
—¿Qué significa para usted haber recibido el Premio Nacional de Ciencias Exactas?
Sin duda el Premio Nacional de Ciencias Exactas fue un gran honor y un respaldo al trabajo de investigación que he realizado en los últimos 30 años. He intentado abordar temáticas de frontera desde nuestro país y ligar mi trabajo teórico a la ciencia experimental, pero también al desarrollo de tecnología que puede resolver problemas en la industria del país y global. Creo que obtener este Premio Nacional fue un reconocimiento no sólo a mi trabajo, sino también al de todos quienes somos parte del Centro Cedenna y que buscamos que la nanotecnología sea parte integral del desarrollo de nuestro país.
También lo asumo con gran responsabilidad y veo una oportunidad de contribuir a terminar con los mitos que alejan a las mujeres de la ciencia. Hoy tenemos la libertad de buscar horizontes en espacios en los que hasta ahora los hombres están sobrerrepresentados, pero para eso es importante que no pongamos límites a nuestros pensamientos ni aceptemos que otros pongan barreras a nuestros sueños.
La doctora en astrofísica, profesora de la PUCV y coordinadora del eje de Liderazgo y Participación Femenina de Science Up, es la tercera mujer en asumir como presidenta de la SOCHIAS y su objetivo principal será transformar la Astronomía en una ciencia más inclusiva.
Cuando María Argudo-Fernández era niña, reunía noticias y recortes sobre Astronomía, visitaba bibliotecas y coleccionaba libros que la acercaran a esta disciplina. “Es un camino que comienza cuando era muy pequeña, ya que no recuerdo un momento de mi vida en el que no haya tenido interés por la Astronomía. En ese entonces no había Internet, así que me gustaba mirar el cielo, saber y conocer todo lo que me rodeaba”, explica la doctora en Astrofísica y académica de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), quien hace poco asumió como presidenta de la Sociedad Chilena de Astronomía (SOCHIAS).
Realizó sus estudios de pregrado en la Universidad de La Laguna en las Islas Canarias, España. Luego, completó un magíster y doctorado en el Instituto de Física de la Universidad de Granada para, posteriormente, hacer su primer postdoctorado en el Observatorio Astronómico de Shanghai, China. Hoy, vive en Valparaíso y es profesora del Instituto de Física de la PUCV, desde donde asume este nuevo cargo en la SOCHIAS.
Mientras tanto, también forma parte del equipo coordinador del eje de Liderazgo y Participación Femenina del Consorcio Science Up, junto a la Universidad de Santiago de Chile (USACH) y la Universidad Católica del Norte (UCN).
—¿Cuál ha sido tu experiencia como mujer en el mundo de la Astronomía?
—Mi experiencia no ha sido particularmente mala, ya que depende mucho del grupo de investigación con el que trabajas. Sin embargo, una de las cosas que debes tener en cuenta a la hora de firmar artículos, es indicar solo tu apellido, ya que tienden a existir sesgos inconscientes en las postulaciones y, en ocasiones, te evalúan de forma diferente si saben que eres mujer. De hecho, está comprobado que los artículos hechos por mujeres se citan menos, por ello, desde el inicio, una adopta esta técnica de usar solo el apellido y no el nombre propio.
Actualmente, la Astronomía a nivel internacional se ha dado cuenta de que existen estos sesgos inconscientes, por lo que ya se está aplicando un método de evaluación completamente anónimo: tienes que escribir de forma que no se sepa quién es el o la autora. De esta manera, vemos cómo la balanza se va equilibrando y empezamos todos a competir en la mismas condiciones.
—¿Y cuál es la situación de Chile en torno a ese sistema?
—En Chile vamos un poquito más atrás. Recién se empezó a evaluar de esta forma en el Concurso de Iniciación de Investigación de Fondecyt del año pasado, por lo que los cambios y el impacto de esta medida los veremos reflejados recién durante los próximos años.
—Has mencionado anteriormente que uno de tus principales sellos como presidenta de la Sociedad Chilena de Astronomía será avanzar hacia una Astronomía más inclusiva, ¿a qué apunta específicamente ese objetivo?
—Cuando hablo de astronomía inclusiva me refiero a lograr que sea accesible en todos los niveles, tanto en la educación, la difusión y el ámbito profesional, es decir, que se trabaje, explique y presente siguiendo un modelo universal donde todos y todas pueden entenderlo. Hay una necesidad de que los grupos de investigación sean más diversos, ya que, de esta forma, se vuelven más productivos.
Además, sabemos que los astrónomos profesionales necesitamos la ayuda de instrumentos, como los telescopios, para observar el cielo. Y, de esa misma forma, hay personas que necesitan un poquito de ayuda extra para lograrlo. En ese sentido, y como la Astronomía es una ciencia tan intensa visualmente, es un lindo desafío llegar hasta personas que no pueden ver para explicarles qué objetos hay en el cielo, cómo los estudiamos e incluso motivarlos a que formen parte, en el futuro, de esos equipos de investigación y así no se vean limitados por una discapacidad física.
—El propósito principal del Consorcio Science Up es impulsar capacidades de innovación, emprendimiento y transferencia tecnológica, ¿cómo podemos vincularlo con la Astronomía?
—Es importante dejar claro que la astronomía no solo se relaciona con la persona que está mirando el cielo con un telescopio, sino que existen una serie de áreas igual de relevantes. Por ejemplo, está la persona que diseña un telescopio, quien lo opera, quien analiza los datos, quien desarrolla las herramientas para analizarlos o incluso quien se encarga de cómo van a almacenarlos y difundirlos. Todos ellos están haciendo astronomía. Esto quiere decir que es una ciencia con un gran componente multidisciplinario. Uno tiende a pensar que los astrónomos solo analizan datos, pero muchas veces es necesario crear herramientas y allí entra en juego la importancia de la innovación, el emprendimiento y la transferencia tecnológica que impulsa Science Up.
—Otro de los objetivos de Science Up es potenciar la participación y el liderazgo femenino en las facultades de ciencias, ¿qué te parece este propósito y cómo lo relacionas con tu rol en SOCHIAS?
—Muchas de las iniciativas que queremos hacer en la SOCHIAS están muy ligadas con la participación y el liderazgo femenino que se busca impulsar desde el Consorcio Science Up. Incluso, la mayoría de estos proyectos son encabezados por astrónomas. Esto quiere decir que las ideas del futuro, los cambios que queremos ver, ya están siendo liderados por mujeres. Nosotras en SOCHIAS tenemos una iniciativa llamada Ella es una Astrónoma, cuyo objetivo es dar visibilidad a todas las chilenas que se dedican a la Astronomía. Tenemos un sitio web, donde publicamos noticias y entrevistas, un espacio en el que cada una de ellas expresa su opinión.
Por lo mismo, creo que es muy necesario y gratificante que existan iniciativas como Science Up que van en la misma línea, ya que permiten seguir trabajando en conjunto para avanzar hacia una ciencia mucho más inclusiva y abierta desde todos los niveles.
—¿Qué consejo le darías a las jóvenes científicas que recién están partiendo o que aún no se deciden a estudiar una carrera científica?
—Les diría que sean conscientes de que pueden hacerlo, que cuentan con las mismas herramientas que los hombres, por lo que es importante mantener la confianza y seguir adelante. A veces, pueden surgir dudas, todos tenemos inseguridades o miedos en algún momento, pero lo relevante es aprender a superarlos. Mi único consejo es que si tienen proyectos o visiones, que los persigan.
Foto: La Tercera
“El cierre de los observatorios está teniendo un impacto en la astronomía tanto nacional como internacional, ya que Chile concentra la mayoría de los telescopios más avanzados del mundo“.
La Dra. María Argudo-Fernández, astrofísica y profesora del Instituto de Física de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), fue elegida para presidir la Directiva de la Sociedad Chilena de Astronomía (SOCHIAS) para el periodo 2021-2023.
SOCHIAS fue creada en el año 2000 con el propósito de estimular el desarrollo de la astronomía en Chile, y hoy cuenta con más de 340 miembros. Te invitamos a conocer lo que nos comentó María sobre SOCHIAS y su nuevo rol como presidenta de la directiva:
¿Cuál es el papel que juega la SOCHIAS en la astronomía en Chile?
El rol de SOCHIAS ha sido fundamental para el desarrollo y el fortalecimiento de la Astronomía en Chile, así como la divulgación de esta ciencia en la sociedad. A través de reuniones científicas nacionales e internacionales congregamos a cientos de astrónomos y astrónomas profesionales en Chile para presentar y discutir sus resultados más recientes. Con la participación en comités de asignación de tiempo de telescopio en observatorios internacionales instalados en Chile y en comités de fondos para el desarrollo de la astronomía nacional, velamos por los intereses y derechos de la comunidad astronómica en Chile. SOCHIAS además defiende los intereses de la comunidad científica en materias de protección de los cielos oscuros de Chile y en hacer de la comunidad astronómica una comunidad más inclusiva, tanto al interior de la misma comunidad científica como en las actividades de educación y divulgación.
¿Qué impacto ha tenido la emergencia sanitaria para la astronomía chilena?
El cierre de los observatorios está teniendo un impacto en la astronomía tanto nacional como internacional, ya que Chile concentra la mayoría de los telescopios más avanzados del mundo. El cierre de fronteras ha limitado la contratación de investigadores extranjeros o que los jóvenes astrónomos puedan continuar su formación en el exterior y así enriquecer las redes internacionales de colaboración de la comunidad nacional. Además de todas las repercusiones que puede tener el adaptarnos al trabajo desde casa durante una crisis mundial, las dos mencionadas van a tener un gran impacto en el desarrollo de proyectos.
¿Cómo se ha adaptado SOCHIAS ante estos nuevos desafíos?
En las acciones específicas de SOCHIAS, gracias a un acuerdo con la Red Universitaria Nacional (REUNA) estamos realizando nuestras reuniones y asambleas de forma virtual, así como celebramos con éxito la XVI Reunión Científica de SOCHIAS en Diciembre 2020. Un desafío no menor son las actividades de educación y divulgación. Estamos trabajando en la edición 2021 de las Olimpiadas de Astronomía y Astronáutica, coordinadas por SOCHIAS, donde estamos evaluando estrategias para la participación de escolares de todo Chile de forma equitativa considerando la modalidad virtual.
¿Cuáles son tus propuestas para los próximos dos años de SOCHIAS, en los que serás presidenta?
Tal como expresé en mi candidatura a la Directiva, mi motivación y principal aporte ha sido en hacer de la SOCHIAS una sociedad más inclusiva, continuando su apoyo a proyectos inclusivos previamente iniciados en directivas anteriores, como el proyecto Breaking the Silence, transformado ahora en el proyecto Breaking the Barriers, y comenzando otros nuevos. Esto incluye el proyecto Ella es una Astrónoma, para visibilizar a las astrónomas en Chile y promover vocaciones científicas en niñas y mujeres jóvenes, así como la creación del Grupo de Trabajo SOCHIAS en Inclusión y Género, el cual se ha adjudicado recientemente fondos del concurso ALMA-ANID para poder desarrollar sus objetivos y actividades en los próximos dos años. Como astrónoma en regiones, continuaré aportando a las discusiones y decisiones apoyando y promoviendo la descentralización de la astronomía.
Finalmente, ¿algo más que te gustaría agregar?
Solo agradecer la confianza de los astrónomos y astrónomas de la SOCHIAS para que no solo continúe, sino que además presida la sociedad, agradecer a la Directiva saliente por todo lo que he aprendido, y agradecer a los miembros de la nueva Directiva por asumir nuevos compromisos en estos tiempos tan complicados.
Por Sebastián Castro / Periodista IFIS PUCV
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