A través de la armonización curricular, el Consorcio Science Up busca impulsar el espíritu emprendedor e innovador en las facultades de ciencias para potenciar la transferencia tecnológica y fortalecer la articulación entre la academia y el sector productivo para el desarrollo del país.
El emprendimiento y la innovación son herramientas clave para la activación económica y la generación de empleo. De acuerdo al informe Radar Pyme de Red Capital realizado en 2019, en Chile existen más de 900 mil empresas, de las cuales 220 mil son pymes y unas 680 mil, microempresas. Por otro lado, la innovación se ha transformado en el motor que impulsa la transformación y el crecimiento, ya que permite aprovechar los recursos para obtener mayores beneficios de manera sostenible.
Por lo mismo, uno de los principales objetivos de Science Up es motivar el espíritu emprendedor e innovador de las y los alumnos/as, académicos/as e investigadores de las facultades de ciencias. Para lograr este y otros desafíos, se trabajará en conjunto para armonizar las mallas curriculares de pre y postgrado, lo que permitirá impulsar y fortalecer las capacidades desde la formación académica.
En esa línea, se busca desarrollar nuevas metodologías pedagógicas y distintas convocatorias que impulsen proyectos de innovación docente que, luego, puedan ser implementados, a nivel piloto, en las aulas. Asimismo, también se llevarán a cabo programas de capacitación docente en metodologías de aprendizaje activo para la innovación educativa en carreras científicas, lo que permitirá modernizar los procesos formativos.
Waldo Quiroz, director del Programa de Magíster en Didáctica de las Ciencias Experimentales de la Facultad de Ciencias de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, considera que la transversalización de las mallas es primordial para lograr este desafío: “Es muy beneficioso cuando los estudiantes tienen la opción de tomar asignaturas interdisciplinarias, ya que es importante tener experiencias formativas en diversas áreas, como economía e innovación. Por lo mismo, es primordial realizar, primero, una alfabetización económica. En general, en Chile somos analfabetos económicamente, muchas personas no saben cómo funciona el sistema y desconocen, por ejemplo, que inversión más innovación genera crecimiento. De allí la importancia de la interdisciplinariedad en las mallas curriculares”.
Carol Joglar, profesora asociada del Departamento de Biología de la Facultad de Química y Biología de la Universidad de Santiago de Chile, complementa esta postura, asegurando que es necesario contar con equipos que sean multidisciplinarios. “Son claves las asignaturas transversales, no adscritas a un departamento, facultad o universidad en específico que, además, sean dictadas por equipos multidisciplinares, en los que participen profesionales e investigadores y que, en conjunto, aborden la resolución de problemas legítimos, desde estudios de casos, provenientes de la comunidad, empresas, escuelas, etc.”.
Del mismo modo, Science Up también se enfocará en la implementación de un modelo de trabajo consorciado entre las casas de estudio. “El trabajo en conjunto entre las tres universidades permite compartir distintas experiencias y necesidades de regiones que son completamente distintas: Valparaíso, Coquimbo, Antofagasta y Santiago. Por ello, la oportunidad de realizar tesis o investigaciones en conjunto puede ser muy beneficioso para los estudiantes de postgrado y para potenciar la vinculación entre las universidades y el sector productivo de zonas diferentes, atender a sus necesidades y potenciar la transferencia tecnológica”, asegura Rodrigo Castillo, profesor asociado, director del Magíster en Ciencias con Mención en Química de la Universidad Católica del Norte.
Finalmente, y entre otras acciones, también se busca potenciar la colaboración internacional para el desarrollo de los estudiantes. Para Galina García, Vicedecana de Docencia de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Santiago de Chile, es fundamental “potenciar el inglés a través de las mallas, pero también de los contenidos. Es decir, aumentar la bibliografía en inglés, incentivar a que los alumnos vean videos educativos en ese idioma y llevar a cabo una serie de capacitaciones con un enfoque más científico, que les permita entender artículos que tienen un lenguaje más específico y que los estudiantes sepan qué está pasando en otros países”, concluye.
De esta forma, a través de la armonización curricular, el Consorcio Science Up podrá impulsar el espíritu emprendedor e innovador en las aulas, para potenciar la transferencia tecnológica y fortalecer la articulación y vinculación entre la academia y el sector productivo para el desarrollo del país.