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Claudia Ortiz Calderón, académica Usach, por nueva patente de invención: “Utilizar ese tipo de tecnologías verdes es beneficioso para la imagen de las empresas mineras”

Esta patente recientemente concedida, que surgió de un trabajo colaborativo entre académicos y académicas de la Universidad de Santiago de Chile y la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, ayudaría a las empresas a reducir las emisiones de dióxido de carbono. 

Tras 5 años de tramitación, durante abril de 2024 el Instituto Nacional de Propiedad Intelectual (INAPI) le concedió la patente de invención a la tecnología denominada: “Procedimiento para estabilizar el polvo en suspensión proveniente de material particulado desde depósitos de relave”.

Esta tecnología es fruto de un proyecto de investigación desarrollado por académicas/os de la Usach; Claudia Ortiz Calderón, Jaime Pizarro Konczak y Daniel Barros Vásquez y académicas/os de PUCV; Pamela Valenzuela Toro y Juan Humberto Palma González, y que busca reducir la emisión de material particulado en depósitos de relaves del sector minero.

En conversaciones con Claudia Ortiz, doctora en Ciencia Biológicas, académica de la Facultad de Química y Biología de la Usach y del Eje de Liderazgo y Participación Femenina del Consorcio Science Up, relató que ha trabajado con estos profesionales del área de la geotecnia ambiental de la Escuela de Ingeniería en Construcción de la PUCV desde el año 2006, tanto en proyectos FONDEF como en otras iniciativas académicas.

En específico, esta patente es producto de un trabajo que comenzó en 2019, recibiendo apoyo de distintos organismos, entre ellos, de la Dirección de Gestión Tecnológica (DGT) Usach y la Oficina de Transferencia y Licenciamiento (OTL) PUCV, ambos colaborando con asesoría jurídica en las gestiones y trámites de patentamiento a nivel nacional e internacional,

De acuerdo a la académica, esta tecnología supondría un enorme cambio en la reputación de las empresas mineras, ya que les permitiría obtener la Licencia Social para Operar (LSO), permiso intangible que otorgan las comunidades a aquellas empresas que se desarrollan en su entorno, siendo más probable su obtención cuando se implementan tecnologías verdes que disminuyen el impacto ambiental de las faenas.

1. El primer trámite realizado fue en 2019, cinco años después, obtienen la patente de invención. ¿Qué ha significado para usted todo este proceso?

Ha sido un proceso en general bastante fluido, porque estamos trabajando con una empresa acá en la Universidad que se especializa en patentes. Esta es una de las patentes que tenemos, y por lo tanto es súper beneficioso, para nosotros como investigadoras, pero también es muy bueno para la Universidad, no solo para la cifra, sino que también esto tiene que ver con la posibilidad de que la Universidad se convierta en un referente en el desarrollo tecnológico para el país.

 2. ¿Cómo ha sido trabajar con profesionales de áreas disciplinares, como la ingeniería?

La colaboración con la Católica del Valparaíso y el grupo particularmente de Geotecnia es de larga data, (…) esta interacción ha sido no sólo a través de los proyectos, de la investigación y el desarrollo, sino que también una interacción académica, y yo diría que también de amistad, porque llevamos muchos años trabajando en conjunto, ha sido una relación muy fructífera, y además nos ha tocado salir harto a terreno.

Son del área de la ingeniería, lo que evidentemente es un complemento a lo que nosotros hacemos y, por lo tanto, ha sido súper interesante, porque hemos aprendido muchísimo y a su vez nosotros también entregamos nuestra expertise hacia el área de la ingeniería.

3. ¿Cómo se vería en la práctica esta tecnología?

En la práctica, la tecnología se aplica sobre un depósito de relaves donde hay arenas que se pueden dispersar y que pueden generar un impacto ambiental hacia donde se depositan por el viento. Se aplica un supresor de polvo químico, orgánico o inorgánico y a continuación se plantan especies vegetales que son aptas para ser desarrolladas en ese sitio. Y mientras las plantas se desarrollan, entonces se mantiene este sitio sin emisión de material particulado. Eso se vería, si uno lo piensa visualmente como una duna, por ejemplo, cubierta con plantas.

4. Desde su área de investigación, ¿cuál fue su aporte en esta tecnología?

Esta tecnología busca hacer uso de especies vegetales para controlar la emisión de material particulado, ya que a través de las raíces generan este efecto estabilizador. Entonces, toda la investigación biológica la llevamos nosotros en la Usach y toda la investigación desde el punto de vista de la dispersión de material particulado o la erosionabilidad del sitio, eso lo lleva el área de geotecnia de la PUCV.

 5. Con la patente registrada, ¿cuál es el paso a seguir?

Nosotros somos autores y autoras de la patente, pero esta le pertenece a la Universidad, de manera que entra al banco de patentes que la Universidad tiene y, entonces, la Universidad la puede licenciar a empresas que quisieran hacer uso de esta tecnología. Y para eso, la estrategia que la Universidad está utilizando es impulsar la generación de spin-off.

6. ¿Actualmente hay alguna negociación en curso en torno a esta tecnología?

En torno a esta tecnología, no, porque está recientemente concedida, pero sí otras patentes que ya están concedidas hoy día están siendo licenciadas con exclusividad a la empresa REMA, una spin-off de la Usach. La idea es que REMA sea el canal para poder hacer la comercialización y el licenciamiento de esta patente.

7. ¿Hay alguna empresa minera que participó en el desarrollo de la tecnología?

En el proyecto trabajamos con una empresa de supresores de polvo y esa empresa aportó con su conocimiento para hacer las aplicaciones y también con los productos químicos de supresores de polvo. Y quienes participaron en esta propuesta fue SONAMI (Sociedad Nacional de Minería de Chile), quienes nos ayudaron mucho en la difusión, en la llegada con la tecnología a diferentes empresas mineras. Y la minera Nueva Pudahuel, La Africana, que no participó directamente en el desarrollo, pero sí nos cedieron los terrenos para hacer las pruebas.

8. ¿Cuáles son los beneficios de aplicar esta tecnología en el sector minero e industrial, y cómo se traduce en números?

Los beneficios están asociados a la mitigación de la emisión de material particulado y también la mejora ambiental y la reducción de emisiones de dióxido de carbono. Entonces, es difícil de cuantificar a priori porque va a depender de cada faena. Pero este beneficio se puede cuantificar para la empresa en ahorro en multas, por ejemplo, por emisión de material particulado. También es en la obtención de la Licencia Social para Operar (LSO), que no tiene un precio, pero hoy día es importante para que las empresas mineras operen sin que tengan problemas con las comunidades que van a ser impactadas por el proceso industrial.

La idea es que las especies vegetales, las plantas, absorban y capturen el dióxido de carbono. Entonces, utilizar ese tipo de tecnologías también es beneficioso para la imagen de la empresa.

9. En relación al patentamiento, tal vez muchos piensen que es un camino muy largo…

Hoy en día es mucho más expedito el proceso, es más corto. También las universidades tienen una estructura que considera el patentamiento como algo relevante y, por lo tanto, hay apoyo. Hoy día las personas que analizan las patentes son mucho más especializadas, entonces, por todas partes nos hemos modernizado, desde la INAPI, desde las universidades.

Yo creo que es importante pensar que no todo es patentable, que no siempre la patente es el mejor camino para proteger una tecnología. Hay otros caminos también. Pero nuevamente, esto pasa por la formación. Y yo sugeriría fuertemente que los cursos involucren este tipo de concepto en carreras científicas, cada vez fueran más, o que al menos se hablara de estos temas.

 10. ¿Qué consejo le da a académicas y académicos que están comenzando el camino de la innovación y emprendimiento BCT?

 Si están realmente convencidos y convencidas de que lo que se investiga es un aporte a la sociedad desde la ciencia, tenemos el deber de hacer un aporte sustantivo al desarrollo desde nuestras veredas y, por lo tanto, que sigan adelante.

Hoy día el ecosistema para el emprendimiento, para la innovación, es extraordinariamente más amable que lo que era hace diez años. Las condiciones están dadas, tenemos mucho financiamiento, apoyo, hay muchas organizaciones que están brindando también asesorías, por lo tanto, hay un camino bien preparado.