Entrevista serie “Nuevas Autoridades PUCV”
Tras ser decana de la Facultad de Ciencias Agronómicas y de los Alimentos, la vicerrectora Besoain busca impulsar el emprendimiento, la innovación y la participación femenina en carreras STEM desde su nuevo cargo en VINCI PUCV.
Actualmente la Dra. Ximena Besoain se desempeña como vicerrectora de Investigación, Creación e Innovación PUCV, cargo que asumió el año pasado tras la asunción del rector Nelson Vásquez y con ello integra el nuevo equipo de gobierno superior de Rectoría.
Ximena Besoain, además de ser ingeniera agrónoma, es magíster en Ciencias Agropecuarias y doctora en Fitopatología, con una vasta experiencia en el área científica y académica, lo que le ha permitido liderar diversos proyectos.
Como representante de Rectoría PUCV en el Consorcio, ¿cuáles son los desafíos que tiene VINCI PUCV respecto a su vínculo con el Consorcio Science Up?
Los principales desafíos para Science Up es lograr implementar los minor en las diferentes universidades que componen Science Up; continuar respaldando proyectos de Innovación; apoyar el día del “Encuentro de Investigación en la PUCV” que se enlaza con otro proyecto que apoya nuestra vicerrectoría referente a innovación en el modelo educativo en nuestra universidad, que es el “Proyecto UCV19101”.Además, promover y visibilizar la participación femenina en carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) y en este sentido coordinar esfuerzos con la Dirección de Género recientemente creada en nuestra universidad dependiente de la Vicerrectoría de Desarrollo.
Continuar estrechando lazos con la Universidad de Santiago de Chile (USACH) y la Universidad Católica del Norte (UCN) con actividades como workshops o talleres efectuados por las tres universidades. Recientemente se efectuó en el mes de enero un taller con actividades en Viña del Mar y Curauma, organizado por Luis Mercado, director ejecutivo de este proyecto, actividad que permitió estrechar lazos, sortear dificultades y proponer mejoras al proyecto.
¿Cuál cree que es el mayor aporte del Consorcio Science UP a la PUCV?
Considero que es introducir la generación de competencias de innovación y emprendimiento (i+e) y transferencia de conocimiento en los programas curriculares de las ciencias, especialmente los institutos asociados a la Facultad de Ciencias como los institutos de Biología, Física, Química y Matemáticas. Es crucial para los futuros profesionales e investigadores que se forman en nuestra universidad. Además, es muy importante el apoyo que se está realizando a estudiantes de pre y postgrado de estas disciplinas proporcionando infraestructura y fortaleciendo la vinculación con el entorno.
¿Qué proyecciones tiene para el Consorcio Science Up durante 2023?
Durante este año se debiese terminar la preparación de un minor i+e en nuestra universidad, el que se está diseñando en forma simultánea con las otras dos universidades que integran este proyecto, USACH y UCN y nuestra universidad que lidera este proceso. Este minor tributa al objetivo de incorporar competencias de Innovación y Emprendimiento en estudiantes de ciencias de nuestra universidad.
¿Cuál es su visión respecto a que estudiantes de pregrado y posgrado estén desarrollando emprendimientos de base científica-tecnológica con el programa Growing Up?
Este aspecto es fundamental, durante el año pasado se realizó el concurso para estudiantes emprendedores y en estos momentos ellos están ejecutando sus proyectos.
El apoyo que está realizando Science Up es crucial para lograr que los estudiantes se conecten desde la etapa de pregrado o postgrado con el emprendimiento. Esto logrará insertar en ellos o ellas la importancia de la innovación y el emprendimiento tanto para nuestro país como para su desarrollo personal.
El proyecto de Roberto Bastías, Kiwiphage, luego de diez años, firmó el contrato de licencia de transferencia con la empresa Agroadvance. Desde su punto de vista, ¿de qué forma el Consorcio y la PUCV pueden fomentar a que más académicos se motiven a realizar proyectos como este?
El proyecto de académicos como el caso del profesor Roberto Bastías, sin lugar a duda es un proyecto exitoso de transferencia tecnológica. En este sentido, la Dirección de Investigación (DI) apoyó el trabajo inicial de esta innovación, luego la Dirección de Innovación (Di+e) apoyó el desarrollo de dos proyectos FONDEF en donde la Oficina de Transferencia Tecnológica (OTL) y Science Up contribuyeron en la protección de esta nueva tecnología y las etapas que involucró todo el proceso de transferencia tecnológica.
Primero mostrar este trabajo es un buen incentivo y también comprender que las buenas ideas que surgen del trabajo científico y que generan tecnología (sobre todo sustentables) saldrán adelante no sin una buena cuota de perseverancia y liderazgo. Sin lugar a dudas el trabajo es arduo, pero cuenta con el apoyo de VINCI en sus diferentes etapas y desde ya incentivo a otros investigadores e investigadoras a enfrentar estos desafíos. Además, en Science Up fue un colaborador determinante a través de su programa de rápida implementación, en alcanzar la cercanía de la tecnología al mercado.
Entrevista
La coordinadora del Eje de Armonización Curricular de la iniciativa Science Up, Consorcio Ciencia 2030; reflexiona sobre lo que la llevó a ser una investigadora en matemática, rescatando una infancia con pocas diferencias de género y el efecto del liderazgo en su formación.
¿Cómo es una mujer científica? Una pregunta que traía una serie de estereotipos a los compañeros universitarios de la Dra. Galina García Mokina, desde una personalidad tímida y aburrida hasta el cuestionamiento de si siquiera existen. Una imagen que no calzaba con ella, una líder alegre y sin miedo a hablar en público. Cualidades que hoy son muy importantes para su actual cargo en la Facultad de Ciencia de la Universidad de Santiago de Chile: Vicedecana de Docencia.
¿Cuándo surgió su interés por la ciencia?
Desde muy chiquita tenía definido que me gustaba la matemática y la física. Mis padres son ingenieros y siempre cultivaron mi amor por la ciencia. En la escuela también, donde veían mi potencial y me daban la opción de participar en muchas actividades extracurriculares. Así empecé a ir a las olimpiadas.
¿Le gustaban las competencias?
Más bien tener buenos resultados. A mis amigas y a mí nos iba bien académicamente y éramos responsables, pero también alegres y sin miedo a hablar en público, entonces siempre nos elegían para todo, incluso para representar al colegio. Nosotros desde la primaria votamos para elegir a un Jefe de escuela, un Jefe de estudios y uno de actividades; los que recibían capacitaciones. Mi grupo siempre salía elegido.
¿Había una figura femenina que la haya influido?
Para mí siempre fue mi mamá. Ella me apoyaba en todo y me incentivaba a entrar a colegios especializados, como el Preuniversitario de Ciencias Exactas, durante los estudios de media. Para entrar a este colegio había que pasar por unas pruebas e ir a unas escuelas de verano, las que eran parte de un programa en el cual cada municipalidad preparaba a un grupo de estudiantes para entrar a ese colegio. Luego se hizo una selección y solo una amiga mía y yo fuimos escogidas. Lo bueno es que, gracias a la buena preparación que obtuvimos en este colegio, entrar a la universidad y, en particular el primer año, fueron fáciles para nosotras.
¿Habían diferencias en torno al género?
En la universidad tal vez. Entré a licenciatura en Física y cada vez que decíamos qué estudiábamos nos decían “¿están seguras?”, como diciéndonos “no puede ser”. Es que éramos alegres y divertidas, y tal vez creían que los físicos eran aburridos. Además todos pensaban que era una carrera muy difícil para nosotras. Nos miraban y decían “están locas” o “ustedes no van a terminar”.
Pero en lo demás, nunca sentí que un profesor hiciera diferencias, como “si eres niña no vas aquí”. Todos competíamos por igual. Eso sí, en un comienzo entramos muchas y luego quedamos muy pocas, aunque también desertaron hombres. Es que era una carrera dura.
¿Tal vez los roles de lo femenino y lo masculino en Cuba son más paritarios?
Yo creo que sí. Diferencias de salario no hay. Saliendo de la universidad tenemos dos años para pagar la carrera y todos tienen el mismo salario, no importa si eres hombre o mujer. Además, allá todo el mundo trabaja, la mujer tiene seis meses de postnatal y luego tiene que volver a trabajar, porque hay lugares donde cuidan a los niños desde muy pequeños y así apoyan a las mamás en su regreso al trabajo.
¿Las tareas domésticas se compartían?
En mi casa sí, cada uno tenía sus responsabilidades. Por ejemplo, mi padre era militar y tenía menos tiempo en la casa, pero cuando llegaba tenía que estudiar con nosotras, acostarnos para dormir, en las mañanas llevarnos al colegio, etc. Todo dividido.
¿Cuándo y por qué comenzó su investigación en matemática?
Cuando terminé mi carrera trabajé en el Instituto de Oceanografía en investigación, pero tenía ganas de más. Los postgrados en Cuba cubren muy pocas áreas, así que era difícil. Una amiga que fue a Chile a una escuela de verano me habló de un doctorado en matemáticas y me pareció interesante, pensé que yo siendo física podría hacerlo. Postulé y así llegué.
Cuando uno llega a Chile hace muchos cursos y ahí va viendo que es lo que más le gusta. Como yo venía de la física me gustaba lo aplicado y así me especialicé en teoría de control en ecuaciones diferenciales, así como en problemas inversos, que en palabras simples, es cuando en un modelo conocemos las ecuaciones pero no las condiciones iniciales o las fuerzas que actúan sobre el sistema, y el objetivo es, usando mediciones posteriores del estado, poder recuperar esos datos inicialmente desconocidos.
Sobre el Día Internacional de la Mujer Matemática, ¿por qué cree que es importante celebrar?
Que por primera vez se tenga una ganadora de la Medalla Fields (la matemática Maryam Mirzakhanies, en 2014) es un logro que hay que celebrar. Para nosotras este tipo de conmemoraciones son súper importantes, porque nos visibilizan. Es una manera de decir que existen mujeres matemáticas y estamos contribuyendo. Pero no es un desafío de un día, es diario.
Desde la armonización curricular hay iniciativas para visibilizar el trabajo de las mujeres a través de las mallas, proponiendo cursos que tengan de forma transversal este objetivo. Pero no solo tiene que estar en la malla, sino también en acciones fuera del aula que nos ayuden a cambiar culturalmente, como modificaciones en nuestra forma de comunicar.
En colaboración del Eje de Liderazgo y Participación Femenina, gestamos el documento “Recomendaciones para el uso de un lenguaje no sexista”, el cual buscamos que ayude a cambiar actitudes, para que también se refleje la incorporación de la perspectiva de género en nuestro lenguaje.
En el Día Internacional de la Creatividad e Innovación, el representante del Consorcio Science Up fue a los estudios de Radio Usach y Santiago Tv para comentar cómo se aborda este desafío en las facultades de ciencia.
El Administrador del Proyecto Science UP en la Universidad de Santiago de Chile, Adolfo Ocaña, asistió el 21 de abril de 2023 al programa radial “Enlace Usach”. Esta entrevista se gestó en el marco del Día Internacional de la Creatividad e Innovación, celebrado por primera vez en esta casa de estudio, en la cual logró abordar las diferentes aristas que tiene esta iniciativa Ciencia e Innovación 2030.
“Este es un proyecto bastante particular, porque está diseñado específicamente para desarrollar emprendimiento en la universidad”, para lo cual destacó las estrategias que hoy se implementan en la Facultad de Ciencia y la Facultad de Química y Biología que son parte del Consorcio en la Usach.
En esta conversación con el periodista Rodrigo Alcaíno, el Administrador del Proyecto logró difundir los objetivos del Consorcio, su dinámica de trabajo y que es lo que busca aportar a la comunidad estudiantil en las tres universidades que lo conforman: Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Universidad Católica del Norte y la Universidad de Santiago.
“Nosotros estamos trabajando para desarrollar en las y los estudiantes competencias emprendedoras” destacó, mencionando que tres capacidades que se buscan desarrollar: identificación de oportunidades, atraer a sus proyectos los recursos valiosos (monetarios y no monetarios), y el liderazgo; las cuales se abordan en su programa para estudiantes que comenzó a impartirse en abril: Growing Up! Cuéntanos tu idea.
Vincularse con el entorno socioeconómico estrechando lazos con los egresados, construir una comunidad donde las mujeres puedan desarrollarse en igualdad de condiciones para que el país aproveche ese potencial y hacer las adecuaciones curriculares necesarias para potenciar a largo plazo la formación de las competencias emprendedoras de las y los estudiantes y las generaciones futuras; fueron parte de las estrategias descritas.
“La idea es que el conocimiento generado en las universidades potencie el desarrollo del país a través de su traducción en nuevas innovaciones, nuevos negocios, nuevas empresas”, señaló, destacando el caso de Pablo Zamora, egresado de la Facultad de Química y Biología que fundó Not Company, que hoy es parte del Comité estratégico del Consorcio.
“Estamos ahora justo a la mitad de la implementación de este proyecto, que contempla tres etapas. La primera principalmente fueron visitas a las universidades del extranjero para obtener buenas prácticas” señaló, describiendo cómo a partir de esta experiencia se desarrolló un plan estratégico para la segunda etapa con mira al 2030, la cual se está implementando desde 2021 y que ahora está en revisión para continuar por tres años más, para luego comenzar una etapa de consolidación.
Sobre su historia y trayectoria en la Universidad de Santiago, esta entrevista aborda el día a día de la Decana de la Facultad de Química y Biología, Dra. Leonora Mendoza Espínola, una de las fundadoras de Science Up.
Los inicios de la Decana de la Facultad de Química y Biología de la Usach, Leonora Mendoza Espínola, están asociados a la Escuela Experimental Artística, establecimiento donde sus padres la matricularon para estudiar música. Una época que ve con nostalgia, pues en 2º año de la Educación Media, sintió que era el momento de explorar otros caminos.
“Tuve que tomar una decisión bien drástica y dolorosa que significaba dejar muchos años dedicados a la guitarra clásica por buscar una pasión distinta. De hecho, seguí estudiando música hasta que la exigencia universitaria no me lo permitió más”, reflexiona.
De esta forma, la música pasó a segundo plano, aunque sigue estando presente en sus momentos de descanso. Sin embargo, “la estricta disciplina desarrollada en mis inicios de estudiante de música, se transformó en mi mejor herramienta para enfrentar una vida dedicada a la ciencia”, primero como pedagoga, luego como investigadora y hoy como Decana de la unidad.
– ¿Cuáles fueron sus investigadoras referentes para seguir esta carrera?
Había pocas mujeres en esa época, seguimos siendo pocas aún, pero dos profesoras en particular fueron muy importantes para mi decisión de continuar mis estudios de postgrado, quienes junto a mi mentor reafirmaron mi pasión por las ciencias. Por su sabiduría, sencillez, seriedad, su forma de enseñar, pero por sobre todo por el cariño que demostraban por lo que hacían. Las Dras. Elsa Abuin y Betty Matsuhiro, ambas destacadas científicas que representaban la rigurosidad, pero al mismo tiempo hacían de la ciencia algo atractivo para las personas.
– ¿Marcaron sus ganas de liderar en el entorno académico?
Sí. Creo que su forma de llevar sus laboratorios, líneas de investigación y relaciones con las personas, fueron bien determinantes cuando uno está estudiando y dice “a mí me gustaría llegar a esto”.
– ¿Y cuándo fue el momento definitivo en que decidió ser investigadora?
En mi etapa de magíster. Trabajaba en el Laboratorio de Química Orgánica con el Dr. Alejandro Urzúa, mi mentor, colega y amigo. Me gustaba mucho la mezcla que él hacía entre la química y la biología. Ahí realicé mi tesis de pregrado y mis estudios de postgrado. Él me incentivó a irme un tiempo del país para realizar durante mi doctorado, un intercambio de meses con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Madrid, España.
Luego comencé a estrechar lazos con el área de Microbiología, trabajando con la Dra. Marcela Wilkens Anwandter y la Dra. Milena Cotoras Tadic. La interacción con Milena fue determinante en la línea de investigación que actualmente realizo, pues me invitó a participar como co-investigadora permanente en el Laboratorio de Micología, en donde el ‘96, aporté mis conocimientos en productos naturales producidos por plantas. Ahí iniciamos el desarrollo de la línea de investigación sobre compuestos químicos activos contra el hongo Botrytis cinerea, que sumado a otras líneas de investigación se mantiene vigente al día de hoy. En ese sentido la investigación asociada a la formación de personas, es lo que más me apasiona.
– Sus pares la han elegido como la líder de esta unidad. ¿Cuáles son los desafíos de su liderazgo?
Difícil pregunta. Los desafíos dependen de la formación de cada persona y su certeza de que es capaz. Yo no tengo la receta, de verdad no la tengo, creo que el liderazgo es algo que se va adquiriendo y madurando con el tiempo. En mi caso, llegar a ser decana nació del interés de impactar en forma positiva en la gente, estudiantes, colegas, funcionarias y funcionarios. Sentir esa satisfacción de hacer algo con cariño, aunque con esfuerzo, muchas veces con éxito y a veces sobrellevando los aspectos negativos. Lo que queda es el logro. Al final de cada día, mi balance es siempre positivo.
Demostrar liderazgo para una mujer en esta Facultad no es complejo, pero no me gusta la palabra demostrar, me gusta la palabra reconocer. Porque demostrar significa que hay que justificar las acciones constantemente, pero ser reconocido como líderes, ya sea en un laboratorio, línea de investigación, en la gestión, creo que es algo que naturalmente debiese ocurrir. Un buen liderazgo también va acompañado de un buen equipo de trabajo y de mantener por sobre cualquier cosa buenas relaciones personales, un desafío que no es fácil y requiere que día a día esté presente desde la mañana a la noche.
Paridad de género
– En su Facultad, el ingreso y egreso en pregrado se acerca a la paridad de género y las diferencias en su comunidad académica es menor. ¿A qué cree que se debe?
Somos una Facultad relativamente joven, que se crea a partir de la Facultad de Ciencia en 1994. Surgimos en un mundo que ya había dado los primeros pasos a la integración, a la inclusión. En ese sentido, no fue un tema complejo, porque como te mencionaba ya teníamos a estas líderes académicas y otras líderes importantes, como la Dra. Irma Carkovic, en gestión, la Dra. Leonor Contreras, en investigación, entre otras que silenciosamente impactaban en el desarrollo de la Facultad.
Si había un desbalance, y sigue habiéndolo, pero no era un tema de día a día. Por ejemplo, sesgos para preferir un hombre frente a una mujer en un cargo es algo que ha ido cambiando en el tiempo, pero puedo reconocer que en esta Facultad ha primado la calidad de las personas, independiente del género al cual pertenezcan. En ese sentido, yo creo que estábamos más adelantados que a lo mejor otras unidades de la universidad. Creo que a nivel institucional aún falta por crecer.
– ¿Le gustaría dar un mensaje a estudiantes que hoy tal vez no se sienten del todo capaces de seguir una carrera científica?
Siempre he pensado algo que creo es real. Cualquier persona que fue capaz de salir de la enseñanza media y entrar a la universidad y saltar el escollo del ingreso, es capaz de hacer cualquier cosa. Algunas personas se demoran más y algunas menos, la meta se logra igual. El mensaje es que estudien y hagan lo que les gusta, sobre todo esto último. Disfrutar de la vida, de la familia, de la profesión y de los estudios es lo que hace a las personas seres integrales.
Mi pensamiento no es original, más bien concuerdo plenamente con los valores del Dr. Francisco Javier Gil (QEPD), los talentos están distribuidos equitativamente. No depende del nivel socioeconómico, pero es nuestra labor dar oportunidades. Cualquier persona que llega a la universidad y termina su carrera, es talentosa de por sí. Explotar ese talento depende realmente de cuánto le guste y lo que quiera hacer, darle la oportunidad es la tarea de la Universidad.
Finalmente, me gustaría señalar que no existe un solo camino al éxito, la ciencia tiene múltiples desafíos: la enseñanza, la investigación, la vinculación con el medio, entre otros. Hay tantas alternativas de cómo uno se puede imaginar y disfrutar de la ciencia. Hoy en día la oportunidad de una formación universitaria, que alguna vez fue más para una élite de la población, ha aumentado mucho, y eso permite aprovechar las oportunidades y hacer lo que más nos gusta.