Química que explora el lado humano de la ciencia, impulsa la innovación verde y desafía paradigmas para transformar la docencia y la sociedad desde el laboratorio docente.
En la carrera de Iriux Almodóvar Fajardo, su fascinación por la Química trajo pronto la necesidad de abordar sus impactos. Hoy se dedica a innovar desde la Química Verde, una manera de contribuir desde su disciplina de forma más ética a la sociedad, objetivo que se propuso como investigadora, y que hoy traslada también a su liderazgo en la academia.
Persiguiendo este objetivo, en 2024 aceptó dos desafíos: el Vicedecanato de Docencia y Extensión de la Facultad de Química y Biología de la Universidad de Santiago de Chile, y la Coordinación del Eje de Armonización Curricular del Consorcio Science Up, representante de su Facultad, ámbitos de acción desde donde se pueden catalizar cambios a través de la innovación en las mallas curriculares.
“A los estudiantes hay que transmitirles que se pueden hacer las cosas diferente, lo que no solo los entusiasma a ellos sino que a toda la comunidad, impulsando el trabajo colaborativo”, indica al mirar el impacto de los programas implementados por este proyecto Ciencia e Innovación para el 2030, el cual ha apoyado a decenas de estudiantes y docentes de su Facultad, fortaleciendo la innovación.
Inicios: entre aventura, disciplina e igualdad
Desde pequeña fue curiosa, buscando cómo funcionaba cada cosa. “No quedaba juguete bueno”, recuerda entre risas, pues todos terminaban desarmados en esta búsqueda. Un espíritu inquieto que ya se perfilaba hacia la ciencia teniendo como referente a su tío, investigador en alimentación animal.
“Él viajaba mucho y eso me encantaba. También, debo decir, que en Cuba se le daba mucha importancia a la ciencia. Ser científico era ser alguien muy importante, y todos y todas podíamos soñar con serlo, no solo los niños. Desde que nosotros éramos chiquitos, siempre estaban relevando a las niñas, promoviendo la igualdad”, recuerda, señalando que incluso en la televisión se proyectaban animaciones para concientizar sobre la igualdad.
Desde su rol como Vicedecana, observa la realidad de su Facultad, caracterizada por una alta participación femenina, con un 62% de mujeres matriculadas en pregrado durante 2025. Si bien las capacidades de las estudiantes son reconocidas, persisten desafíos como la carga mental. Aún hoy, las tareas del hogar recaen principalmente en ellas, por lo que su apoyo a las iniciativas para concientizar sobre la corresponsabilidad responde no solo a una convicción personal, sino también a su propia experiencia.
Por un futuro mejor
Con ese espíritu, Iriux orientó su carrera hacia la investigación en química, siempre buscando que el conocimiento tuviera impacto y contribuyera a una sociedad más sostenible. Durante su doctorado, estudió las reacciones químicas involucradas en la formación de enantiómeros, moléculas que se relacionan como una imagen reflejada en un espejo, pero que no son iguales. Análisis fundamental en el desarrollo de medicamentos, ya que pequeñas diferencias pueden cambiar completamente su efecto en el cuerpo.
“El caso más famoso es cuando se utilizó en los años ‘60 la talidomida, medicamento que se le daba a las mujeres embarazadas. Lo que ocurrió fue que algunos niños empezaron a nacer sin miembros, les faltaban brazos, piernas. Lo que pasaba era que uno de los enantiómeros funcionaba como sedante y disminuía las náuseas matutinas, pero el otro tenía efectos teratogénicos, o sea, afectaba el desarrollo del feto. Entonces, se descubrió la importancia de que los compuestos farmacéuticos sean enantioméricamente puros”, señala.
El cambio de orientación hacia la Química Verde surge tras asistir a una charla sobre el uso de microondas en síntesis orgánica, tecnología que permitía realizar reacciones químicas en mucho menos tiempo y con un considerable ahorro de energía, en comparación con los métodos tradicionales, técnica que incorporó en sus investigaciones.
“El conocimiento va avanzando y se van descubriendo los efectos negativos de algunos compuestos químicos. Por ejemplo, antes trabajaban con mercurio porque no sabían que era dañino, hasta que se descubrió. Así ha sido con la química. Seguir produciendo lo mismo, sabiendo que estás haciendo daño, para mí es inconcebible. Por eso me dediqué a la Química Verde, porque quiero transmitirles a los estudiantes que sí se puede hacer diferente”, expresa.
Una motivación que hoy la lleva a revisar su manera de investigar. Junto a ingenieros industriales, evalúa la huella ambiental de los laboratorios docentes de química orgánica mediante análisis de ciclo de vida, que considera el consumo de energía, agua y generación de residuos.
“Estoy segura que, al mostrar el impacto ambiental de los laboratorios, se generará conciencia al respecto y todos irán incorporando acciones para tratar de disminuirlo, porque la idea es esa, hacer cambios que permitan mejorar el impacto que tenemos como Facultad y conozco a nuestra comunidad, se sumarán”, concluye.
El equipo, integrado por seis estudiantes, representa a la mayoría de las Unidades Académicas de la Facultad de Ciencias de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
Con un desayuno realizado en el Curauma Makerspace se llevó a cabo la jornada de bienvenida para las y los tres nuevos integrantes del equipo de delegados/as Science Up, quienes pasan a formar parte de la segunda generación de representantes estudiantiles de la Facultad de Ciencias.
Durante la actividad, los nuevos delegados/as tuvieron la oportunidad de conocer e interactuar con las integrantes de la primera generación: Lucía Martínez (Licenciatura en Biología), Gabriela Gallardo (Licenciatura en Física) y Laura Sobarzo (Licenciatura en Matemáticas).
Además, las y los profesionales de los distintos ejes de trabajo de Science Up presentaron los principales programas y convocatorias del año, con especial énfasis en aquellas iniciativas orientadas al estudiantado de la Facultad de Ciencias.
Respecto a esta jornada, Sofía Cuevas, profesional del Eje de Vinculación con el Entorno Socioeconómico, indicó que establecer una conexión con el estudiantado de la Facultad es uno de los grandes desafíos del Eje. Por tanto, señaló, un equipo de delegados/as contribuye de forma fundamental a este objetivo.
“Gracias a los delegados/as podemos difundir de mejor manera el quehacer del Consorcio, así como las actividades, programas y eventos que tenemos a disposición para el estudiantado y además, levantar información respecto a qué necesita cada unidad académica, para analizar, en conjunto con el equipo de delegados, de qué forma Science Up puede entregar apoyo”, mencionó la profesional.
A continuación, presentamos con entusiasmo a las y los nuevos integrantes del equipo:
Eduardo Flores, estudiante de Tecnología Médica, indicó que esta primera reunión fue motivadora: “Me sentí entusiasmado al ver que hay un espacio dedicado a potenciar el pensamiento crítico y la interdisciplinariedad. Fue grato compartir con estudiantes con intereses similares y notar que hay un equipo comprometido y dispuesto detrás del programa”.
Melanie Ordoña, estudiante de Bioquímica, señaló que: “Espero contribuir activamente e impulsar la difusión de este espacio y consorcio entre el estudiantado de nuestra universidad. En la primera reunión tuve la oportunidad de compartir mis principales motivaciones, entre ellas, fortalecer el vínculo entre el conocimiento científico y la innovación con propósito social y demostrar que desde nuestras propias y diversas disciplinas también podemos aportar a la transformación del entorno”.
Finalmente, Mónica Conforti, estudiante de Kinesiología, mencionó que: “Me siento feliz de ser parte de este grupo humano tan fantástico, contribuyendo a la divulgación y fortalecimiento de las ciencias. Science Up representa una oportunidad para construir un espacio colaborativo, donde las ciencias sean accesibles y relevantes para todos. Mi objetivo es seguir contribuyendo con herramientas y estrategias que fortalezcan la divulgación científica y promuevan una comunidad académica inclusiva y diversa”.
Cabe destacar que, el rol de un/a delegado/a es ser un puente entre Science Up y las necesidades identificadas entre el estudiantado de cada Unidad Académica, con el objetivo de incentivar a que más estudiantes sean parte de las iniciativas de Science Up.
Estas certificaciones les permitirán identificar las estrategias más efectivas para respaldar proyectos con potencial de patentamiento, registro de marca u otras formas de protección intelectual dentro del Consorcio.
Los gestores tecnológicos del Eje de Vinculación con el Entorno Socioeconómico de Science Up en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), Sofía Cuevas y Cristóbal Balada, han participado desde el año pasado en diversas instancias de formación y certificación en temas de Propiedad Intelectual, con el objetivo de fortalecer sus capacidades y conocimientos en esta área clave para el desarrollo tecnológico y la transferencia de conocimiento.
Ambos profesionales han obtenido certificaciones de la Academia de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), incluyendo su reconocido curso de verano Summer School on Intellectual Property, organizado en Chile por el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INAPI).
Entre las certificaciones obtenidas por Sofía Cuevas destacan: Curso general de Propiedad Intelectual, Aspectos fundamentales de la redacción de solicitudes de patente y Búsqueda de información sobre patentes. Estos cursos le han entregado herramientas prácticas y una visión más especializada para desempeñar funciones claves dentro del Consorcio, como el scouting tecnológico en la Facultad de Ciencias.
Sobre ello, Sofía Cuevas indicó que: “Es sumamente importante tener conocimiento básico de cómo se puede proteger una tecnología y cómo es el procedimiento para lograr esto, para así monitorear aquellas tecnologías que necesiten apoyo y poder guiarlas junto con la Oficina de Transferencia y Licenciamiento de la PUCV. Según la información recabada, realizamos una búsqueda preliminar del Estado del Arte de dicha tecnología, donde investigamos si existe una tecnología similar ya patentada o publicada y sus diferencias, para así evaluar cómo proceder con dicha tecnología”, indicó la profesional.
La profesional también valoró la formación recibida por su alto impacto a nivel profesional: “Con este conocimiento, puedo trabajar en pos del levantamiento y desarrollo de distintas medidas de protección intelectual de las investigaciones que se llevan a cabo dentro de la Facultad de Ciencias de la PUCV”.
Además, destacó la experiencia multicultural del curso de verano presencial: “Fue bastante intenso, ya que fueron dos semanas continuas de charlas y/o talleres prácticos, donde aprendí bastante. Además, pude conocer la visión de profesionales de otras áreas, ciudades e incluso otros países”, señaló la profesional.
Por su parte, Cristobal Balada, profesional del Eje de Vinculación con el Entorno Socioeconómico, cursó los programas Curso general de propiedad intelectual, Búsqueda de información sobre patentes y Marcas, diseños industriales e indicaciones geográficas, todos impartidos por la OMPI.
Al respecto de estas experiencias formativas, el profesional señaló que han sido muy enriquecedoras para su labor dentro del Eje VESE: “Estos cursos me han dado herramientas súper útiles para apoyar a las y los investigadores en la protección de sus desarrollos y en cómo gestionar ese conocimiento de forma estratégica. Además, al ser cursos ofrecidos por la OMPI, tienen un enfoque internacional que te da una mirada más amplia y actualizada”.
Continuó señalando que estos cursos entregaron valiosas herramientas: “Estos cursos me permiten aportar con más criterio y eficiencia a las decisiones estratégicas del consorcio, apoyando a las y los investigadores en sus proyectos y asegurando que aplicamos las mejores prácticas en cuanto a Propiedad Intelectual”.
Finalmente, destacó los principales aprendizajes de su formación: “En general, he aprendido no solo sobre los marcos legales, sino también sobre la importancia de la PI en la transferencia de tecnología y la colaboración entre investigadores. La experiencia ha sido muy valiosa, y definitivamente me ha dado más herramientas para ser más eficiente en mi labor diaria”.
Cursos actuales
Actualmente, Sofía Cuevas está cursando el módulo “Marcas, diseños industriales e indicaciones geográficas” de la OMPI, mientras que Cristóbal Balada finalizó recientemente el curso “Promover el acceso a las tecnologías médicas y la innovación”. El profesional indicó su interés por continuar formándose durante el segundo semestre de 2025.
Postula al programa y accede a un subsidio de hasta $3.000.000 para ejecutar un proyecto vinculado a una entidad del entorno socioeconómico, ya sea del ámbito público o privado.
Desde hoy y hasta el 4 de julio se encuentran abiertas las postulaciones a la cuarta versión del Programa VincuLAB 2025 del Consorcio Science Up, proyecto Ciencia e Innovación para el 2030, integrado por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), Universidad Católica del Norte (UCN) y Universidad Santiago de Chile (Usach).
Dirigido a académicas y académicos de las facultades de Ciencias adscritas a Science Up, este programa tiene como objetivo fomentar y fortalecer la vinculación de la academia con una entidad colaboradora del sector productivo; ya sea pública o privada.
Para esto, las y los postulantes deberán presentar un proyecto de investigación aplicada, innovación y/o emprendimiento (I+D+i+e), que busque generar un impacto social y/o económico en el ecosistema donde se implemente. Los proyectos deberán estar alineados con una de las dos líneas temáticas que se detallan a continuación:
Beneficios del programa
Esta iniciativa contempla la entrega de un presupuesto de $2.500.000 para el período de ejecución, el cual podrá extenderse hasta el 30 de abril de 2026.
Adicionalmente, los proyectos que incorporen a estudiante(s) de pregrado o postgrado como pasante(s) en la entidad colaboradora, podrán acceder a un incremento de hasta $500.000 adicionales. Esta incorporación tiene como objetivo fortalecer las competencias en creatividad, innovación y/o emprendimiento del estudiantado.
Requisitos de postulación:
¿Cómo postular?
Quienes estén interesadas o interesados en participar deberán completar el siguiente formulario de postulación (descargar aquí) antes del 4 de julio a las 23:59 horas y enviarlo al correo postulaciones@scienceup.cl (el total de los archivos adjuntos no debe superar los 10 Megabytes), en el cual deberán detallar:
Selección y período de ejecución
La evaluación y adjudicación de los proyectos se realizará entre el 30 de junio y el 1 de agosto de 2025. En consecuencia, la ejecución de los proyectos comenzará el 4 de agosto de 2025 y se extenderá hasta el 30 de abril de 2026.
¿Quiénes pueden participar?
La convocatoria está dirigida a académicas y académicos que integren las siguientes facultades:
Acompañamiento, becas y talleres para la comunidad académica y estudiantil marcan esta etapa inicial de la Unidad, que ha contado con la colaboración del Consorcio Science Up desde sus inicios.
El 2024 fue un año de grandes avances para la Facultad de Química y Biología de la Universidad de Santiago de Chile (Usach), adscrita al Consorcio Science Up, con la puesta en marcha de iniciativas clave que impactaron positivamente a nuestra comunidad en diferentes ámbitos. Estos proyectos no sólo refuerzan nuestro compromiso con la academia, sino también con la sociedad, la sostenibilidad, la equidad de género y el bienestar.
La Unidad de Scouting Tecnológico de la Facultad de Química y Biología, dirigida por la gestora tecnológica y miembro del Consorcio Science Up, Dra. Daniella Utz, impulsó tres iniciativas para fortalecer los lazos entre la investigación académica y el sector productivo.
■ Fondo concursable de Investigación Asociativa: Se apoyó a dos académicas en la postulación a concursos de investigación aplicada y asociativa de la ANID, mediante asesoría especializada y acompañamiento en la formulación de sus proyectos.
■ Beca de trabajo en la industria para estudiantes en práctica profesional o etapa de tesis de pregrado y postgrado: Se promovió la vinculación de estudiantes con el sector productivo mediante becas de financiamiento.
■ Taller “comunicando el valor de la investigación –del laboratorio a la industria”: Ariel Matus, director de Aceleración en Innovar es Hoy, entregó herramientas tanto a estudiantes como a académicos y académicas para comunicar el impacto de sus investigaciones y promover su aplicación en la sociedad.
Autor Nicolás Gaona, periodista de la Facultad de Química y Biología Usach
En solemne ceremonia se distinguió a docentes, estudiantes, investigadores y funcionarios por su sobresaliente contribución al quehacer académico, científico y formativo de la unidad durante el último año.
En una solemne ceremonia, la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica del Norte (UCN) celebró su 53° aniversario, jornada en la cual se hizo entrega de una serie de reconocimientos a integrantes de esa unidad académica, incluyendo entre ellos, el reconocimiento especial a la contribución del Consorcio Science Up al interior de esta casa de estudios.
Este trabajo liderado por su Project Manager, Pilar Gómez Yoma, tiene como propósito establecer alianzas estratégicas y una serie de iniciativas que han fortalecido las oportunidades y desarrollo de las carreras asociadas a las facultades adscritas al consorcio, entre ellas, la Facultad de Ciencias, Facultad de Ciencias del Mar y el Departamento de Ciencias Geológicas de la Facultad de Ingeniería y Cs. Geológicas (FICG).
Ceremonia
Al inicio de la actividad se realizó un emblemático minuto de silencio en memoria de los académicos del Departamento de Matemáticas, Óscar Rojo Jeraldo y Tomás Ávila Rodríguez, quienes fallecieron recientemente y dejaron una huella imborrable en generaciones de estudiantes y colegas de la Facultad de Ciencias UCN.
Posteriormente, en la ceremonia se distinguió a docentes, estudiantes, investigadores e investigadoras, funcionarios y funcionarias por su sobresaliente contribución al quehacer académico, científico y formativo de la unidad durante el último año.
En la oportunidad, la Vicerrectora de Investigación y Desarrollo Tecnológico de la UCN, Dra. Mónica Guzmán González, destacó el valor de estos espacios de encuentro señalando que “Estas instancias no son solamente formalidades; se configuran como verdaderos ritos que, cuando se desarrollan de manera intencionada y organizada, nutren y refuerzan nuestro sentido de comunidad y pertenencia. Son espacios donde se cultiva nuestra identidad colectiva, fortaleciendo los vínculos entre las personas y reafirmando un sello distintivo en el que siempre hemos trabajado con convicción como comunidad y como Universidad.”
Tras sus palabras, se dio continuidad a la ceremonia, en donde se entregaron galardones a diferentes grupos que han sido parte fundamental de la Facultad de Ciencias, destacando: labores ejercidas a lo largo del tiempo, gestión y compromiso, años de servicio, investigación relevante, docentes destacados, estudiantes integrales, funcionarias y funcionarios administrativos destacados y el reconocimiento especial a Pilar Gómez Yoma, por su destacada labor en el proyecto “Science Up, Ciencia e Innovación para el 2030”.
“Recibir este reconocimiento no solo me inspira a seguir trabajando con energía frente a los nuevos desafíos del Plan Ciencia 2030, sino que también representa el resultado de un valioso trabajo en equipo, gracias al compromiso y colaboración constante de todas y todos quienes han sido parte del proceso, así como al respaldo decidido de la Decanatura de la Facultad de Ciencias. Su apoyo ha sido fundamental para fortalecer la articulación con otras facultades, avanzando juntos hacia una visión común que proyecta nuestra identidad y compromiso con el desarrollo de la ciencia, agregó la Project Manager del Consorcio Science Up en la UCN, Pilar Gómez Yoma.
PRESENTACIÓN
Tras la entrega de reconocimientos, el decano de la Facultad de Ciencias y director del Proyecto Science Up en la UCN, Dr. Luis del Campo Conejeros, compartió una detallada presentación que incluyó cifras, logros y memorias históricas que reflejan el crecimiento sostenido de la unidad académica. “Los desafíos y exigencias que enfrentamos hoy no nos frenan; al contrario, nos inspiran. Estamos preparados para los cambios tecnológicos vertiginosos y los problemas globales apremiantes. Todo ello nos desafía a ser más creativos, innovadores y sensibles. Nos adaptamos, buscamos nuevas formas de avanzar y prosperar, porque nuestra pasión por el conocimiento y el compromiso con la excelencia no conocen límites.”, expresó.
Entre 2024 hasta la fecha de esta celebración, la Facultad de Ciencias se conforma por 193 personas, entre docentes, investigadores, investigadoras, personal de apoyo y directivos, contando con 618 estudiantes matriculados, consolidándose de esta manera, como un referente en la formación académica a nivel regional y nacional, continuando con un legado de educación, tecnología y ciencias en la UCN.
Columna de opinión publicada en Cooperativa aquí
Las universidades estatales han sido pilares fundamentales en la construcción del Chile moderno. Desde sus aulas y laboratorios han surgido avances científicos, movimientos sociales, líderes políticos y soluciones concretas a los grandes desafíos del país. A lo largo de la historia, estas instituciones no solo han formado profesionales desde Arica a Punta Arenas: han ampliado horizontes, democratizado el conocimiento y permitido que generaciones de familias chilenas -muchas de ellas primeras generaciones universitarias- den un salto decisivo en sus proyectos de vida. Ingresar a una universidad estatal no fue solo acceder a la educación superior, fue abrir una puerta de esperanza y transformación que antes parecía lejana.
Hoy, recogiendo esa herencia de transformación y compromiso, las universidades estatales enfrentan nuevos desafíos en un país que cambia a una velocidad inédita. El histórico descenso en la natalidad -documentado recientemente por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y analizado por diversos centros de estudios- plantea un futuro donde habrá menos estudiantes jóvenes ingresando a la educación superior. Este escenario nos desafía a reimaginar el rol de las universidades estatales: no solo como instituciones dedicadas a la formación de pregrado, sino también como centros dinámicos de educación continua y de formación de postgrado, capaces de acompañar a su ciudadanía en todas las etapas de su desarrollo.
Conscientes de que este nuevo Chile también exige instituciones más abiertas, inclusivas y representativas, las universidades estatales han fortalecido su compromiso democrático. Gracias a la Ley N° 21.094 sobre Universidades Estatales, promulgada en 2018, y al proceso de adecuación que culminó en 2024, se aprobaron nuevos estatutos que consagran una gobernanza más inclusiva y participativa.
En la Universidad de Santiago de Chile, mediante el Decreto con Fuerza de Ley N° 29 publicado el 30 de septiembre de 2024, se oficializó que académicas/os, estudiantes y funcionarias/os podían elegir a sus autoridades colegiadas. Este proceso, que se realizó la semana pasada, marcó un hito: fue la primera universidad estatal de gran tamaño en restituir plenamente el voto triestamental en órganos colegiados tras la dictadura. Esta recuperación no es solo un acto simbólico: es un reconocimiento profundo de que las buenas ideas, los liderazgos y los sueños para una mejor universidad pueden surgir desde cualquiera de los estamentos que componen nuestra comunidad. Aunque aún persisten desafíos, como avanzar en la plena incorporación de las/os profesoras/es por horas de clases en la participación institucional, este avance representa una renovación del espíritu democrático, inclusivo y de responsabilidad social que caracteriza a nuestras universidades públicas.
No obstante, es necesario reconocer que aún subsisten inconsistencias que deben ser resueltas para fortalecer de manera definitiva la democracia y la excelencia universitaria. La elección de rector o rectora, que sigue realizándose exclusivamente entre académicos/as -a diferencia de la elección de Enrique Kirberg en 1969, donde la participación triestamental era una realidad-, mantiene requisitos de elegibilidad que no exigen poseer grado de doctorado, a pesar de que este es el estándar requerido hoy para ingresar como académico/a a las universidades estatales. Esta incongruencia normativa resulta particularmente llamativa: mientras que a un nuevo académico o una nueva académica se le exige acreditar estudios de postgrado, para liderar toda la institución basta con contar con un título profesional de cinco años de duración. Esta brecha no solo es anacrónica, sino que también atenta contra el objetivo de alinear la excelencia académica con el liderazgo institucional.
Estas brechas, si bien aún persisten, no deben hacernos perder de vista el horizonte mayor: este avance debe ir inseparablemente unido al compromiso con la excelencia académica. Chile necesita universidades estatales de alto prestigio y calidad, que sigan siendo motores de movilidad social y de desarrollo nacional. Asegurar la acreditación institucional y de todas las carreras de pregrado y programas de postgrado ante la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), mejorar continuamente los indicadores de desempeño en estándares internacionales reconocidos por la comunidad académica global -y no mediante redefiniciones locales alejadas de la realidad competitiva mundial-, y trabajar de manera sostenida para posicionar a nuestras universidades estatales entre las 10 mejores de América Latina, son metas ineludibles para honrar la confianza que el país deposita en su sistema público de educación superior.
Asegurar calidad y prestigio también implica comprender que la esencia de las universidades estatales no radica únicamente en transmitir conocimiento existente, sino en crearlo, cuestionarlo y expandirlo. En este sentido, la Ley N° 21.094 reafirma una verdad que ha estado presente desde el origen de nuestras universidades públicas: que la ciencia, la creación artística y la innovación son funciones esenciales de su misión. Desde sus inicios, las universidades estatales chilenas han sido centros de pensamiento crítico, de avances científicos y de exploraciones creativas que no solo impactan al país, sino que transforman la experiencia educativa del estudiantado.
Formarse en una universidad que investiga, que innova, que genera conocimiento nuevo, es profundamente distinto a estudiar en una universidad que se limita a la docencia. En una universidad científica, los y las estudiantes no solo aprenden respuestas: aprenden a formular preguntas, a pensar con rigor, a buscar soluciones en campos donde todavía no existen manuales. Ese es el verdadero sentido de la educación superior pública: formar personas capaces de pensar con rigor, de crear soluciones nuevas y de liderar los cambios que Chile necesita. No es construir castillos en el aire: es cimentar los pilares de una sociedad libre, justa y resiliente. Generar conocimiento libre y socialmente pertinente es, hoy más que nunca, la mejor herramienta para fortalecer la democracia y construir un país más sostenible y más humano.
Para impulsar esta misión, no basta la voluntad institucional. Se requieren también instrumentos de apoyo estratégico. En esta línea, el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación ha implementado el Programa de Financiamiento Estructural para Universidades (FIU), que entrega recursos para fortalecer la investigación científica, modernizar la infraestructura y consolidar redes de innovación y transferencia tecnológica en nuestras instituciones estatales. Pero el FIU no está solo: iniciativas como los programas de Innovación en Educación Superior (InES) -en sus componentes de I+D, Género y Ciencia Abierta- promueven el fortalecimiento de capacidades científicas, la equidad de género en investigación y la democratización del conocimiento. Asimismo, proyectos de transformación como Ingeniería 2030 -en el ámbito de las ingenierías-, Ciencia 2030 -focalizado en fortalecer las ciencias naturales y exactas- y Conocimientos 2030 -que impulsa la modernización de las humanidades, las artes y las ciencias sociales- están promoviendo una profunda renovación de la formación, la investigación y la vinculación con la sociedad en las universidades chilenas.
Hoy, Chile necesita universidades estatales fuertes: instituciones democráticas, de excelencia y profundamente comprometidas con el desarrollo de su ciudadanía. La ciencia pública, cultivada en sus aulas y laboratorios, no es solo un patrimonio que debemos preservar: es la energía vital que permite imaginar, construir y habitar el país que soñamos. Una universidad que investiga, que crea y que innova no solo forma profesionales: forma ciudadanas y ciudadanos críticos, creativos y capaces de liderar los cambios que la sociedad exige.
Fortalecer la ciencia en nuestras universidades estatales es fortalecer la democracia, la equidad y el futuro de Chile. Este año, en que nuevamente como ciudadanía elegiremos a quienes liderarán los destinos del país, sería fundamental que las y los candidatos presidenciales reconozcan el aporte histórico de las universidades estatales y se comprometan a fortalecerlas, entregándoles las herramientas necesarias para que, desde la ciencia y el conocimiento, puedan contribuir a resolver los grandes desafíos que enfrentamos como sociedad. Hoy más que nunca, las universidades del Estado están llamadas a ser el corazón vivo del conocimiento, la conciencia crítica y la esperanza de un país que está en transformación.
Dr. Juan Escrig Murúa
Decano de la Facultad de Ciencia Usach
En un contexto donde el uso intensivo de la Inteligencia Artificial ha llevado a algunos a cuestionar públicamente la enseñanza de la matemática, la Usach abrió un espacio de reflexión para abordar este y otros desafíos que enfrenta la disciplina en este tiempo.
Con la participación de la comunidad estudiantil y docente, se llevó a cabo en la Universidad de Santiago de Chile el Seminario “Reflexiones sobre la Matemática del siglo XXI”. El evento, realizado el 23 de abril en la Sala Armando Quezada de la VIME-USACH, fue impulsado por la carrera de Pedagogía en Matemática y Computación en colaboración con el Eje de Liderazgo y Participación Femenina (LPF) del Consorcio Science Up.
“Esta mesa temática buscó relevar el trabajo profundo de la disciplina y cómo se puede llevar al aula para formar a la ciudadanía del siglo XXI”, destacó la Dra. Daniela Soto Soto, jefa de carrera y coordinadora de LPF en la Facultad de Ciencia Usach, quien fue la moderadora de esta mesa temática.
La actividad se realizó en el marco de la Semana Nacional de la Matemática, que conmemora el nacimiento de Guacolda Antoine Lazzerini, académica quien fue la primera presidenta del Consejo Docente de Matemáticas, Física y Química de la Universidad Técnica del Estado (UTE) en 1954, cargo equivalente al de decana.
“Estos espacios reflexivos que se dan lugar en fechas como estas comparten nuestros objetivos como Eje, dando visibilidad al aporte de las mujeres en el desarrollo científico, por lo que es un placer participar en ellos”, resaltó la Dra. Claudia Ortiz Calderón, coordinadora de LPF de la Facultad de Química y Biología Usach.
El seminario contó con la participación de tres destacadas especialistas en geometría y modelación matemática: la Dra. Mariela Carvacho Bustamante, académica de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE); la Dra. Karina Vilches Ponce, académica de la Universidad Católica del Maule (UCM); y la Dra. María José Moreno Silva, académica de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC).
La Dra. Moreno destacó la importancia de estos espacios para reflexionar sobre las propias prácticas docentes, además de plantear cuáles son las necesidades y cualidades actuales que se deben fortalecer en las aulas.
Por su parte, la Dra. Carvacho subrayó la importancia de la vinculación de las universidades para difundir la disciplina a través de medios más cercanos a la población, como las redes sociales digitales. “La matemática está presente en la sociedad y la divulgación de las matemáticas es una de las formas de acercarla”, señaló.
“Fue muy interesante la charla porque tocaron varios temas. Cada exposición complementaba a las otras. Fue bastante provechosa para mí como estudiante y tesista, me quedé con muchas ideas”, comentó Camila Muñoz, estudiante de quinto año de Pedagogía en Matemática y Computación de la Usach.
También fue parte de la conversación el debate público sobre la utilidad de la enseñanza de la matemática en un entorno con un uso extensivo de la Inteligencia Artificial, tema abordado por la profesora Vilches.
“Necesitamos y necesitaremos enseñar matemática, ya sea por su constructo abstracto, aplicaciones o por la modelación matemática. Finalmente, la Inteligencia Artificial es más matemática y no va a reemplazar nunca a los profesores. La matemática es un conocimiento muy importante, que ha permitido el desarrollo tecnológico de la humanidad y la resolución de grandes problemas, por lo tanto, en el futuro, como los problemas son complejos, la matemática seguirá estando y quienes la desarrollen también. Va a ser siempre útil”, concluyó la Dra. Vilches.
Tres asignaturas serán impartidas durante el primer semestre del 2025 en el marco de esta certificación intermedia, cuyo fin es fortalecer el desarrollo de los y las estudiantes de ciencias potenciando su formación en innovación.
El Minor en Innovación y Emprendimiento de la Universidad de Santiago de Chile, diseñado por el Consorcio Science Up para la comunidad de pregrado de la Facultad de Ciencia y de la Facultad de Química y Biología, cuenta ya con su tercera generación de estudiantes, quienes se incorporaron en el primer semestre de 2025.
“Este año se sumaron cinco integrantes a nuestro Minor y eso nos tiene muy contentos. Actualmente, son 13 estudiantes de cinco carreras de ambas facultades, de los cuales dos completarán todas las asignaturas propuestas finalizando este período, por lo que este semestre significa una de las grandes metas que el Eje de Armonización Curricular debe cumplir para formar profesionales altamente competentes en el desarrollo de iniciativas innovadoras que impacten en la industria y la sociedad positivamente”, destacó la profesional a cargo del Eje, Mg. Mónica Páez Iglesias.
Las motivaciones de los nuevos integrantes están marcadas por los programas desarrollados por el Consorcio Science Up en los últimos años. Uno de ellos es Innova en el Aula, que financia la implementación de innovaciones educativas en asignaturas ya presentes en las mallas curriculares, el cual busca fomentar el desarrollo del espíritu innovador y emprendedor en estudiantes, apoyando las iniciativas de docentes.
“Postulé porque tomé un curso que se llama Técnicas Experimentales 2 y nos hicieron hacer un proyecto que fuese una solución a un problema en la industria. Diseñé un robot y fue súper entretenido. Después surgió la oportunidad de este Minor, que era de innovación, y pensé: me gusta esto de la innovación, ¿por qué no intentarlo?”, expresó la estudiante de Ingeniería Física, Camila Urtubia Miqueles.
Esta certificación está compuesta por cinco asignaturas, de las cuales se dictan cuatro este semestre: Ciencia, Innovación y Emprendimiento, Prototipos Científicos-Tecnológicos, Creatividad e Innovación y Desarrollo de Oportunidades de Negocios Tecnológicos, esta última a cargo del profesor Paolo Saxton González.
“Los procesos de investigación científica son largos y, en las oportunidades, existe un concepto llamado Time to Market, que es el tiempo para aprovechar una oportunidad. Por lo tanto, ahí está el desafío de esta asignatura: cómo hacer converger la investigación científica con ese punto”, señaló el profesor Saxton.