Ante el nuevo desafío que asume, el nuevo Coordinador del Eje de Vinculación con el Entorno Socioeconómico, de Science Up en la Facultad de Ciencia de la Usach, reflexiona sobre el impulso de la innovación desde las fronteras del conocimiento.
Una nueva autoridad se suma al equipo del Consorcio Science Up en la Usach. Se trata del Dr. Guillermo Romero Huenchuñir, Vicedecano de Investigación y Postgrado de la Facultad de Ciencia de la Universidad de Santiago de Chile y actual Coordinador del Eje de Vinculación con el Entorno Socioeconómico (VESE).
“Como autoridad, es importante promover la innovación y el emprendimiento, y en el proceso, aprender de estos temas. Para mí es un desafío cambiar el switch de físico teórico, por la inercia y mi formación, por eso creo que es importante que exista este Consorcio, para que la comunidad universitaria tenga un acercamiento a la innovación”, señala el académico.
Estudió Licenciatura en Física Aplicada en la Usach, influenciado por la forma de mostrar esta disciplina de su profesor de educación, pero su determinación de seguir una carrera académica vendría de la mano del electromagnetismo, rama de la física con la cual se inspiró para seguir una carrera científica.
Las primeras publicaciones en su doctorado, realizado en la misma universidad, lo motivaron a perseverar en la academia. Es en ese período que realiza una pasantía en Bilbao (España), donde trabajaría con el profesor Enrique Solano. Una etapa que lo marcó, volviendo luego a realizar un posdoctorado en España por cinco años, época que recuerda como una de las más productivas de su vida.
Acercamiento a la innovación
Su línea de investigación se desarrolla en información cuántica y simulación cuántica, en la que estudia el control cuántico de sistemas de muchos cuerpos, y circuitos cuánticos superconductores. Investigación que es parte de las fronteras del conocimiento, área que en el mundo empresas como Google, IBM, LG y Microsoft destinan muchos fondos.
“Nuestra esperanza es que haya un breakthrough que muestre un punto de inflexión, donde los computadores cuánticos realmente superen a los computadores clásicos y comiencen a coexistir para resolver problemas de forma conjunta”, expresa
Su primera aproximación a la innovación fue en su pasantía de doctorado en España. Su profesor le planteó un desafío: desarrollar un detector de fotones, pero en el rango específico de 1 a 10 GHz, algo que no existía en esa época. Luego de una ardua revisión bibliográfica, encontró la solución.
“En el año 2009 publicamos un artículo que se llama Microwave Photon Detection en circuitos superconductores y eso dio lugar a una patente. Lamentablemente nunca se comercializó. Falto que más investigadores se interesaran para avanzar hacia pruebas de principio, que indicaran si era viable técnicamente”, recuerda.
Esta es una muestra de cómo los profesores pueden impulsar la innovación en las investigaciones de postgrado. Pero no siempre el impulso a esta área tiene que ser en esa dirección. Él ha observado que en su facultad la inclusión de la comunidad académica a través de estudiantes que desarrollan propuestas innovadoras ha tenido efectos positivos.
“Los estudiantes están participando cada vez más en los concursos de innovación. Esto ha implicado que cada vez más académicos se involucran a guiarlos en sus proyectos, lo que los hace más receptivos a estos temas. Es interesante ver cómo se impulsa la cultura de la innovación desde el estudiantado al profesorado”, rescata.
Mirando este panorama, y el de las otras disciplinas de su facultad, cree que es muy relevante formar a los profesionales para que puedan enfrentar el futuro. En los programas que actualmente impulsa su eje, ve una forma de propiciar las habilidades necesarias, como el pensamiento divergente, el liderazgo y el diseño e implementación de soluciones innovadoras.
“Más a futuro, por lo menos en mi área, habrá un punto donde se necesitará gente especializada que sepa manipular computadores cuánticos. Hoy hay startups y desarrolladores de algoritmos cuánticos, lo que dice que el tema mueve. Lo que pasa es que, claro, ¿dónde está el punto de inflexión? Eso todavía no se sabe. Esto pasa en muchas disciplinas científicas, por lo que preparar a la comunidad para participar en entornos de incertidumbre, se vuelve una necesidad”, expresa.
Entrevista serie “Mujeres líderes en la academia”
La actual Coordinadora del Eje de Armonización Curricular del Consorcio Science Up para la Facultad de Química y Biología de la Usach, analizó su trayectoria académica para encontrar los elementos que la llevaron a transformarse en una líder en ciencias.
En la actualidad, el cuestionamiento de si el género es determinante para ser o no líder, cada vez es más obsoleto. No obstante, el dilema de si se nace o se hace se mantiene. Frente a esto, la Vicedecana de Docencia y Extensión de la Facultad de Química y Biología de la Universidad de Santiago de Chile, Dra. Brenda Modak Canobra, plantea otra arista: si la motivación es lo suficientemente fuerte para asumir los sacrificios que implica ser líder.
“Ha significado no poder darle todo el tiempo que yo quisiera a mi investigación, eso para mí ha sido una complicación. Sin embargo, no es que una ande buscando un puesto administrativo, porque podrían ofrecerte uno y decir ‘no, muchas gracias’. En mi caso la respuesta también pasa por el querer a la facultad”, destaca.
Su historia comienza en la infancia. Desde pequeña la química se le daba sin esfuerzo, lo que disfrutaba. Sus estudios los desarrolló en la Usach, primero en Pedagogía en Química y Biología, luego el Magíster y Doctorado en Química. En esta misma universidad comenzó su carrera académica y al poco andar su carrera administrativa.
La motivación para asumir cargos de liderazgo se asocia a un sentimiento de pertenencia con la facultad. Sin embargo, el cómo construyó el camino hasta su puesto actual, lo asocia a la “adquisición de saberes, que van más allá de la capacidad de aprender. El liderazgo está en la capacidad de internalizar las experiencias, el saber cómo enfrentar los desafíos”.
Para enfrentar estos desafíos, hay algo que ha sido transversal en su vida: el trabajo en equipo. Marcó su vida personal, pues existió un apoyo mutuo con su pareja para avanzar en sus carreras. Marcó su investigación, pues gracias a la colaboración interdisciplinaria se insertó en el mundo de la innovación. Finalmente, marcó su carrera administrativa, pues sin un equipo tenaz que la ayudara, señala que su carrera no hubiera sido la misma.
La intuición detrás de la innovación
Su investigación comenzó con el estudio de las propiedades antioxidantes de los metabolitos secundarios aislados las plantas del género Heliotropium, que habitan en el desierto, las que para protegerse producen una resina que las cubre completamente. Ella aísla esta resina y extrae sus compuestos, principalmente flavonoides, los que además están presentes en frutas y verduras, tienen muchas propiedades beneficiosas para el organismo, por lo que suelen ser consumidos.
“Ahí empezó un poco el bichito de la aplicación. Cuando empezó el boom de las salmoneras, tuve mis primeros contactos con la Dra. Ana María Sandino y la Dra. Mónica Imarai, expertas en patógenos que atacan salmones. Les hablé de estos compuestos para probarlos en salmones y vimos que tenían buenos resultados”, relata.
Desde ahí en adelante, sus investigaciones tomaron el rumbo de la interdisciplina y de la innovación, generando cuatro patentes en Chile y dos en el extranjero asociadas a inmunoestimulantes, antivirales y antibacterianos. Su objetivo es dar una alternativa a los compuestos tóxicos que actualmente utiliza la industria, aportando otros más amigables con el medioambiente.
“La idea es ir reemplazando los antibióticos, que provocan un daño a los ecosistemas marinos. Estos se han ido acumulando en el lecho marino y han provocado resistencia a las bacterias en peces, la que puede traspasarse a los animales terrestres que viven alrededor del entorno marino y finalmente a los que comemos los peces, generándonos resistencia también. Estamos buscando una alternativa para evitar esa resistencia e impacto medioambiental”, rescata.
Compatibilizar y potenciar
Hoy también es una de las coordinadoras del Eje de Armonización Curricular de Science Up en la Usach, lo que la ha llevado a asumir nuevos desafíos: potenciar la innovación y la perspectiva de género en las mallas curriculares de las carreras de su facultad, en concordancia con todas las facultades de ciencias que son parte del Consorcio.
“Se ha desarrollado un diálogo bastante enriquecedor entre las universidades sobre cuáles son las habilidades y competencias que un/a estudiante debe tener para la innovación y la creatividad. Hay diferencias, sí, las identidades de las universidades son distintas, pero también las de las carreras mismas. No es fácil, es un desafío y ahora se viene el minor sobre innovación y emprendimiento”, adelanta la académica.
Estos ajustes curriculares se insertan en las acciones para que la innovación pase de ser una novedad a ser una alternativa natural para la comunidad académica y estudiantil. Un cambio cultural al cual se suma la perspectiva de género, para que la conversación que hoy se gesta en la sociedad se traspase a la formación de las nuevas generaciones científicas.
“En nuestra época del doctorado había machismo. Más de una vez un profesor cuestionó que realizara el doctorado. Después, en la carrera académica tampoco fue fácil, a algunos profesores les costaba reconocer que éramos sus pares, y que ya no éramos estudiantes, mientras que en lo administrativo, asumir como jefas de algunos que fueron nuestros profesores, también fue difícil. Es que nunca ha sido fácil”, indica, proyectando que los esfuerzos de hoy se reflejen en las aulas, para que estas situaciones no se repitan.
¿Qué le diría a las niñas y jóvenes que quieren estudiar ciencias?
– Que hay que atreverse. Tenemos las mismas capacidades que los hombres y no tenemos que demostrarle nada a nadie. Podemos, solo tienen que atreverse.
Por Camila Retamal Contreras
Esta columna de opinión nace en el marco del curso electivo dictado en la Facultad de Ciencia y en la Facultad de Química y Biología: “Comunicación de la ciencia para público no científico”.
“Mujeres en la Ciencia” (Picture a Scientist) es un documental que expone a la luz los desafíos y obstáculos que se enfrentan las mujeres en el campo de la ciencia y su lucha constante por la equidad de género en este espacio. Por lo cual, esta obra cinematográfica, dirigida por Sharon Shattuck e Ian Cheney, tiene como principal propósito comunicar a través de experiencias las barreras sistemáticas y culturales que han limitado el avance de las mujeres en la ciencia.
Quizás para muchas personas la posibilidad de que las mujeres reciban menos reconocimiento por sus contribuciones científicas no sea tan relevante, ya que es muy difícil para muchos imaginarse a una mujer con un delantal blanco trabajando en un laboratorio y, de hecho, está demostrado que cuando se le ha pedido a un niño representar a una persona que se dedica en el campo de la ciencia, la mayoría de las representaciones son hombres.
Y en verdad no es culpa de la infancia tener estas concepciones sobre los científicos, los estereotipos de género en los medios de comunicación perpetúan la vista tradicional de las mujeres, y esto puede influir en las percepciones de los niños sobre nosotras, y es una de las reflexiones más importantes que suscita este documental, que es la persistencia de estas problemáticas en base al prejuicio y estereotipos arraigados en la sociedad, que influyen en la forma en que las mujeres son percibidas y valoradas en el ámbito científico, tecnológico, matemático, etc. Hemos vivido por siglos en un sistema donde el hombre ha sido el principal protagonista de los cambios y la evolución.
Un ejemplo canónico es el de Rosalind Franklin, su contribución fue fundamental para el descubrimiento de la estructura del ADN, pero en su momento no fue reconocida por tal hecho, después de su muerte la comunidad científica recién se había dado cuenta de que se le negó injustamente la autoría del artículo original de Crick y Watson. Aunque ella no fue la primera ni la última en atravesar este tipo de discriminación.
Pero, por otra parte, “Mujeres en la Ciencia” les demuestra a otras mujeres la importancia de la representación y el poder del modelo femenino, porque cuando las mujeres vemos a otras mujeres siendo exitosas en la ciencia, se crea una percepción de que nosotras podemos llegar a ser exitosas, alcanzar logros y por sobre todo desafiar estereotipos.
Me impresionó ver la resiliencia y la determinación de las científicas entrevistadas, ya que, a pesar de los desafíos y los obstáculos que enfrentaron, siguieron adelante con su trabajo científico y abriendo camino para las generaciones futuras, para hombres y mujeres, porque si bien la iniciativa es hacernos notar en este campo, tampoco es mirar en menos al otro, hay que lograr una verdadera igualdad de oportunidades y de género.
Todos somos parte del cambio, en construir entornos inclusivos y seguros, es de suma urgencia tratar estos temas y es un recordatorio poderoso del cual todavía hay mucho trabajo por hacer y lograr. La comunicación de estos problemas y la visibilización de estas barreras permiten generar cambios en las políticas, ya que se evidencian las consecuencias.
Gracias a esto se pueden sentar bases y medidas concretas para la construcción de una comunidad científica más equitativa, en términos de género, raza y origen étnico. Es importante tener una visión reveladora, porque nos incita a reflexionar sobre nuestras propias percepciones y acciones, y nos impulsa a trabajar juntos para un futuro más equitativo y justo.
El pasado 16 de junio cerró la convocatoria al programa “Growing Up: Ejecuta tu idea” de Science Up, que busca fortalecer los proyectos de emprendimiento científico-tecnológico de estudiantes de pre y postgrado de las facultades de ciencias de las tres universidades adscritas al Consorcio (UCN, PUCV y USACH).
En ese sentido, se presentaron un total de 27 proyectos a esta convocatoria, de los cuales 25 resultaron admisibles por cumplimiento de bases. Estos 25 proyectos involucran a 63 estudiantes postulantes en total, distribuidos en distintos equipos de trabajo. A continuación, se muestra el desglose de los proyectos admisibles por cada casa de estudios:
Respecto a la distribución por género, del total de postulantes (63), 33 corresponden a hombres y 30 a mujeres, una cifra positiva en términos de participación, ya que uno de los objetivos del Consorcio es disminuir la brecha de género y aumentar la presencia de mujeres en I+D+i+e. Además, la convocatoria contó con 17 directores hombres y 10 directoras mujeres, lo cual también da cuenta de un aumento en la participación femenina en el rol de liderazgo de proyectos.
Postulantes de “Growing Up: Cuéntanos tu idea 2023”
Además, aquellos estudiantes que formaron parte de la primera etapa del programa “Growing Up: Cuéntanos tu idea” y entregaron sus proyectos finales, fueron evaluados y finalmente 5 propuestas quedaron seleccionadas para pasar a esta segunda etapa: “Ejecuta tu idea”.
Dado lo anterior, se suman 5 proyectos a esta convocatoria, 2 provienen de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y 3 de la Universidad Santiago de Chile, los que representan un total de 17 estudiantes involucrados en los equipos de trabajo.
¿Cuál es el siguiente paso?
El período de ejecución de los proyectos “Growing Up: Ejecuta tu Idea 2023” comienza en julio y se extenderá por 5 meses. Durante la ejecución del proyecto, el equipo de profesionales del Consorcio realizará un seguimiento de las actividades, verificando también el cumplimiento de los hitos propuestos y la correcta ejecución de los presupuestos aprobados.
Asimismo, se impartirán una serie de talleres y capacitaciones durante este período con el objetivo de fortalecer y apoyar la maduración de las EBCT.
Finalmente, el equipo del Consorcio apoyará al equipo de estudiantes para presentar las propuestas finales a otros fondos de financiamiento, ya sea internos o externos, en los casos que los proyectos lo ameriten.
Caracterizar, eliminar y desinfectar aguas residuales domiciliarias, sin dañar el medioambiente, es la propuesta de innovación y emprendimiento del equipo de estudiantes de Química de la Usach.
Luego de diversas capacitaciones y mentorías entregadas por el programa del Consorcio
Science Up, “Growing Up: Ejecuta tu idea” durante el año 2022, el proyecto “SolPheFen” de estudiantes de la Facultad de Química y Biología de la Universidad de Santiago de Chile (USACH), obtuvo el segundo lugar en dicha convocatoria. La premiación se realizó a comienzos de este año.
“Nuestro proyecto, SolPhEFen, propone la aplicación de un proceso solar para descontaminar efluentes secundarios de plantas de tratamiento de agua residual urbana. Este busca la eliminación de contaminantes emergentes y simultáneamente generar procesos de desinfección, sin incorporar productos clorados que puedan suponer un riesgo para el medioambiente”, indicó su director, Dr. (c) José Herrera, estudiante del Doctorado en Química de la Usach.
Los contaminantes emergentes son aquellos que, si bien no tienen regulación legal con respecto a las concentraciones máximas en que pueden ser descargados a ríos o mares, suponen un riesgo tanto para el medioambiente como para la salud pública. Por ejemplo, pueden ser parte de medicamentos que fueron eliminados en el agua, pero que aún no se sabe que efectos pueden producir cuando llegan a los afluentes de las plantas de tratamiento.
Al estar en contacto con el medio acuoso, estos residuos pueden ser ingeridos por diversos organismos, generalmente que no son metabolizados, desconociendo el efecto que pueden provocar en la micro y macrobiota. La idea es que esta solución pueda ser utilizada para que el agua residual municipal tratada pueda ser reutilizada de manera segura en la agricultura, actividad que ocupa más del 70% del consumo de agua dulce en el mundo.
Este proyecto forma parte del proyecto de tesis de doctorado en la industria en el cual participa José, financiada por ANID, agencia que le exigió inscribir cursos de innovación. Es así, como postuló a Growing Up! Ejecuta tu idea, programa en el cual también participan estudiantes de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y la Universidad Católica del Norte.
Con el avance de las clases, vio la necesidad de formar un equipo, aprovechando otra instancia de capacitación que se gestó en paralelo: Demo Day, programa enfocado solo en estudiantes de la Usach, organizado por el Consorcio Science Up en conjunto con la Unidad de Innovación y Emprendimiento (UIE Usach). Es así como se sumó al proyecto la estudiante de Licenciatura en química, María Bueno. “Distribuimos las tareas y participamos ambos de los cursos. María analizó otras variables, aportó ideas y colaboró a mejorar el proceso. Fue muy enriquecedor”, expresó José.
La importancia de quienes guían
Quien motivó a postular a estos fondos y programas fue el profesor guía de tesis, Dr. Ricardo Salazar González, a quien agradeció su constante apoyo, señalando que, en conjunto con sus tutores, Dr. Alejandro Cabrera Reina y Dra. Sara Miralles Cuevas, fueron el eje de su interés por la innovación.
“En mi caso es una tesis, entonces las ideas y propuestas nacen de ellos. Hay una conversación, búsqueda, indagación, hay siempre un feedback. En ese contrastar ideas, los profesores te hacen ver otras variables, que no manejas por falta de experiencia. En el fondo, aquí la experiencia siempre prima y tener esa retroalimentación es fundamental”, señaló José.
Un apoyo que no solo se gestó en el ámbito intelectual, sino también a la hora de crear vínculos con empresas para poder comenzar a desarrollar sus validaciones. Gracias a un contacto del Dr. Salazar González, conoció a la empresa sanitaria Aguas Santiago Poniente, quien distribuye agua potable y trata el agua del sector cercano al aeropuerto de Santiago, Enea.
“Hay que tener vínculos con la industria, hay que despertar interés. Es buena la relación con esta empresa, quienes nos dan acceso a los efluentes secundarios previo y posterior al proceso de cloración para poder tomar muestras, hacer caracterizaciones del agua y estudios. Sería ideal a futuro poder seguir trabajando con esta entidad, lo que nos ayudaría a seguir escalando este proceso”, destacó.
“Creo que una de las dificultades propias de una candidatura es poder tener el respaldo de mis colegas”.
Niris Cortés Pizarro, autoridad universitaria perteneciente al Eje de Gobernanza del Consorcio Science Up, se consolidó como decana de la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad Católica del Norte, en Coquimbo, durante el año 2022, convirtiéndose en la segunda mujer en llegar a este cargo en su unidad.
Bióloga Marina de profesión, madre de dos hijos y ex alumna de la Facultad de la que hoy está a cargo. Comenzó su carrera en el año 1998, cuando se recibió de la carrera de Biología Marina, trabajando en conjunto con quien fue su profesor guía de tesis en proyectos asociados a estudios de impacto y evaluación ambiental. Unos años más adelante, comenzó a hacer docencia estableciéndose como profesora planta en la Escuela de Prevención de Riesgo y Medio ambiente de la misma casa de estudios.
Fue Jefa de carrera en dos ocasiones, Encargada Docente durante siete años y Directora de Magíster en Gestión Ambiental durante otros seis años. Su último cargo, antes de ser decana, fue de Secretaria Docente de su Facultad, asesorando estrechamente al decano de ese entonces.
¿Cómo ha sido profesionalmente lograr llegar a un puesto con un alto nivel de responsabilidad, en un área donde la participación femenina es baja?
Efectivamente, en octubre del año pasado asumí como decana de la Facultad de Ciencias del Mar, soy la segunda mujer en asumir este cargo, y además, soy la primera ex alumna de la Facultad de Ciencias del Mar en ser Decana de la misma.
Antes que mí, hace unos 15 años atrás, la primera mujer en asumir este cargo fue Elizabeth Von Brand, por lo tanto, esto da cuenta de la poca presencia de mujeres en cargos de alto mando.
Llegar a este puesto necesitó una madurez profesional. En las diferentes instancias en las que tuve oportunidad de poder asumir cargos lo asumí con bastante responsabilidad, ya que significa ser parte de equipos multidisciplinarios para poder trabajar, y la madurez que uno va adquiriendo con el tiempo, la experiencia, saber socializar, cómo resolver problemas, siempre tratando de ser empático y liderar equipos, trabajando en conjunto con los colegas, entre otras cualidades, fue lo que me dio la confianza de poder plantearme ser candidata a este cargo y asumirlo.
Si se me hubiese dado esta oportunidad hace 10 años atrás, ni siquiera hubiese pensado en postular para un cargo de esa magnitud.
En relación a lo anterior, ¿qué la motivó a tomar un rol de líder en el área STEM?
Creo que, en mi caso particular, ser líder ha sido algo innato. Afortunadamente, tengo una formación desde mi hogar que siempre fue liderada por mujeres, y además, el hecho de creer en mis capacidades, aprovechar las oportunidades que se me dan o que se me brinda y ser perseverante ha generado en mí una seguridad para saber liderar en situaciones que lo ameriten.
¿Tuvo dificultades cuando se planteó la idea de ser decana de la Facultad de Ciencias del Mar? ¿Cuáles y cómo los enfrentó?
En un principio fue un grupo cercano de colegas que me plantearon la idea de presentarme como candidata a ser decana, sin embargo, también me había dado cuenta que, en el año que estuve acompañando al decano anterior, yo tenía ciertas características que me permitían liderar. El decano de ese entonces me fue dando las instancias para que yo pudiese tomar ciertas decisiones y hacer sugerencias para la facultad.
También, mi habilidad de hacer gestión, de conversar, de socializar, ser capaz de escuchar y ser paciente fue lo que me hizo dar cuenta de que podía hacerlo.
No he tenido dificultades hasta el momento desde que asumí este cargo, por supuesto que a lo mejor van a aparecer, y más de una, pero cuando me planteé la opción de presentarme como candidata, una de las cosas que me preocupaba era saber cómo llegar a todos mis colegas. Somos un cuerpo de 38 académicos en la Facultad de Ciencias del Mar, por lo que, hay que representar y escuchar a todos.
¿Cómo fue llegar a este cargo, siendo sucesora de Elizabeth Von Brand, la primera decana de la Facultad antes mencionada?
Fue un momento muy lindo cuando supe que había sido seleccionada. Estuve acompañada de un par de colegas que me acompañaron en la oficina a que fuese la hora en la que darían los resultados.
En ese momento de espera vinieron recuerdos a mi mente de cuando entré a la Universidad, cuando entré a estudiar Biología Marina, que me costó, porque la primera vez que di la prueba para entrar en aquella época no pude postular a la carrera, y luego en una segunda oportunidad pude entrar a biología Marina.
Mi familia estaba en la casa, así que, a los primeros que llamé y les dije que había quedado fueron ellos; mis hijos y mi marido.
Fue muy emocionante para mí en la ceremonia en que asumí como decana, porque fue mucha gente de la que ahora estoy a cargo, pero más que ser jefa, soy responsable como decana, porque muchas personas que me ayudaron a hacer mi tesis, a tomar las muestras, a analizar las mismas, como también la secretaria de la Facultad, que siempre me ayudó a hacer los trámites, y así, mucha gente que fue parte de mi camino estuvo presente en la ceremonia.
Y también, Elizabeth Von Brand, que participa en este proyecto Science Up, es una mujer líder y que trabaja fuertemente en el posicionamiento de la de la mujer en la ciencia, por supuesto que también su opinión, su experiencia, que además fue mi profesora en pregrado, ha sido mi ejemplo a seguir.
¿Cuáles son los desafíos que usted tiene por delante como decana de la Facultad de Ciencias del Mar y cuáles son las proyecciones que se plantea mientras dure su periodo?
Los desafíos que tengo como decana, en primera instancia, es modernizar toda nuestra orgánica de la Facultad de Ciencias del Mar, aunque ha crecido muchísimo en los últimos años.
Tenemos dos centros importantes de investigación, como es el Centro de Ecología y Manejo Sustentable de Islas Oceánicas (ESMOI) y el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico en Algas (CIDTA).
Además, tenemos proyectos permanentes que apoyan a la investigación, vinculación, publicaciones, proyectos milenio, entre otros, por lo tanto, esto da cuenta de que somos una facultad que aporta con mucha investigación, por lo tanto, el ser decana de una facultad que aporta de manera importante a las ciencias es todo un desafío.
Tenemos que ir facilitando que todo esto siga aumentando en el tiempo y no decrezca y para eso hay que aportar con diferentes herramientas, gestionar las necesidades que tienen los diferentes investigadores, mejorar la docencia, innovar, resguardar que nuestros estudiantes tengan una educación de calidad, hacerles un acompañamiento y seguimiento para que logren sus metas y los podamos formar con un sello educativo importante.
Los desafíos son muchos y quiero avanzar y apoyar en todo para poder disfrutar de los resultados que se logren cumplir en este periodo, por lo tanto, el camino no es fácil, pero tenemos muchas ganas de hacer que las metas comprometidas para este período de decanatura, que termina en septiembre del año 2025, se cumplan.
La académica del Eje de Liderazgo y Participación Femenina del Consorcio Science Up y Doctora en Agricultura Genética de la Universidad de Tohoku, Japón, recuerda que desde sus años escolares siempre estuvo interesada en la biología, y así siguió su camino hasta ser una de las 10 estudiantes mujeres de su generación en la carrera de Licenciatura en Biología en la Universidad de Chile, graduándose en 1982. En el mismo año ganó una beca para cursar estudios de magíster en Genética en la North Carolina State University, Raleigh, EEUU. Una vez de vuelta en Chile, se desempeñó como encargada de la reserva “Las Chinchillas” en Aucó, Illapel, para el área de vida silvestre de CONAF.
Unos años más tarde, en 1985, se incorporaría como académica del Departamento de Biología Marina de la Universidad Católica del Norte en Coquimbo, donde se ha desempeñado ininterrumpidamente hasta la actualidad, llegando incluso a ser la primera Decana de la Facultad de Ciencias del Mar entre los años 2005 y 2007.
Sin embargo, es notable el hecho de que existen pocas referentes femeninas en el mundo de las ciencias, debido a la brecha de género, y que perpetúa en la actualidad.
¿Cómo fue para ti estudiar y ejercer en un rubro donde las mujeres tienen baja participación, y en ocasiones, no son valorizadas?
Siempre fui estimulada por mis padres a estudiar lo que me gustaba y la biología era mi fascinación desde el colegio, por lo que, nunca me pusieron límites para estudiar.
Cuando ingresé como estudiante a la universidad éramos 10 mujeres y 40 hombres, sin embargo, no sentí trato diferencial durante esos años, incluso cuando gané unas becas de postgrado, jamás me cuestioné contra quiénes estaba compitiendo. La única vez que tuve la sensación de ser discriminada por ser mujer, fue cuando hice mi doctorado en Japón.
¿Qué te motivó a tomar un rol de líder en el área STEM cuando asumiste como primera decana de la Facultad de Ciencias del Mar entre el 2005 y 2007?
El gran desafío de asumir como primera decana mujer en la Facultad de Ciencias del Mar fue grande, pero antes de llegar a este cargo fui Jefa de Carrera, Directora del Programa de Magíster en Ciencias del Mar y Presidenta de la Asociación Gremial de Académicos. Esto me ayudó a asumir este desafío. Fue difícil enfrentarme a los colegas del consejo superior, que eran todos hombres, y que al comienzo me veían un poco como una rareza, porque no solo era mujer, también tenía un doctorado. Pese a eso, de a poco me fueron incluyendo. Posteriormente, se sumaron dos decanas más, una de la Facultad de Ciencias y una de la Facultad de Humanidades.
¿Cuáles fueron los principales desafíos a los que te enfrentaste cuando asumiste como primera decana de la Facultad de Ciencias del Mar?
Enfrentar prejuicios, ya que se espera que seamos Jefas de Carrera, pero no autoridades superiores. Sin embargo, la parte más compleja fue conciliar la vida familiar con el cargo, ya que tenía un bebé, y muchas de las actividades de representación, de las que debía participar, eran después del horario de trabajo. Además, mi esposo estaba haciendo su Doctorado en USA y tuve que buscar soluciones creativas ante esta situación. Uno de los logros diferenciadores de mi decanatura es que nombré mujeres en los cargos de confianza, como a la Dra. Karin Lohrmann, como Secretaria Docente y a la profesora Gloria Martínez, como Secretaria de Investigación.
Al asumir como primera decana de la Facultad de Ciencias del Mar se marca un hito y precedente histórico, siendo así un referente para futuras generaciones de científicas. ¿Cuál es la huella que quieres dejar con tu legado?
Como mujeres somos capaces de desempeñar todo tipo de cargos, tenemos liderazgos diferentes, probablemente más inclusivos, y esta huella ya marcada es la que abrió el camino a que 15 años después de este hito tenemos una segunda Decana mujer de la Facultad de Ciencias del Mar, y que es una exalumna de la carrera de Biología Marina.
Por último, ¿cuáles son los desafíos y proyecciones que tienes por delante como persona y profesional?
Llevo 38 años en la UCN, he recorrido un largo camino, pero es fascinante encontrar desafíos en este mundo cambiante. Ahora, me he estado dedicando a entregar mis experiencias a niñas y mujeres que están iniciando su camino en el área de las ciencias.
Me gusta hacer clases y estoy involucrada en la investigación de Sistemas de Producción Biointegrados; que pueden ser una buena alternativa en vista al cambio climático y la enorme escasez hídrica. Por otra parte, soy la presidenta del Comité de Ética Científica de la UCN de Coquimbo desde 2016, por lo que mis formaciones hoy en dia van en la línea de la Bioética, además, participo con entusiasmo del proyecto Science UP, del cual soy parte del eje de LPF desde 2020.
Finalmente, mi interés por abrir el camino a mujeres, que tal vez no han tenido el apoyo familiar que tuve yo, y oportunidades de formación, nació temprano en mi desempeño como docente de la UCN. Desde 2004 he participado en diversas reuniones de la APEC de mujeres. En 2005 fui socia fundadora de la Asociación de Mujeres Líderes A.G, integrada por profesionales y emprendedoras de La Serena y Coquimbo. En 2010 me adjudiqué un proyecto Explora “Mujeres en Ciencia de la Macrozona Norte” donde durante la jornada hubo invitadas de varias áreas científicas que dieron charlas e interactuaron con estudiantes de colegios y universidades regionales.
A pesar de los 10 mil kilómetros de distancia que separan Chile con Mozambique, Amirah sigue conectada con su país, sumándose a un grupo de talentosas mujeres de Mozambique que buscan que las nuevas generaciones no solo continúen con sus estudios, sino que también tratar de equilibrar las comunidades escolares, ya que hoy en día, por cada dos niños, hay una niña.
El cielo nocturno sin contaminación lumínica, a las afueras de la ciudad, motivó la curiosidad de Amirah Luna Izidine. A sus 15 años, en el Día de África, unos jóvenes expusieron sobre Astronomía en su colegio. Entre ellos estaba Dinelsa Machaieie, la primera doctora en esta disciplina de Mozambique. Este se transformó en un encuentro determinante para que Amirah escogiera quién quería ser en el futuro, ya que para llegar a ser Astrofísica, se convenció de venir a Chile.
Lamentablemente, la pandemia del Sars-Cov2 complicó sus planes. En las sucesivas cuarentenas, conoció a través de Facebook a divulgadoras y divulgadores, quienes la integraron a su grupo. Fue en este grupo donde dio sus primeros pasos en la investigación, tomando el nombre de “Detetives do cosmo”, grupo mozambiqueño que se sumó a las campañas de ciencia ciudadana de la “International Astronomical Search Collaboration”. Programa de Hardin-Simmons University, que les proporcionó información del Cinturón Principal de Asteroides, que los llevó a descubrir el cuerpo celeste rocoso “2021 TK43”, hallazgo corroborado en 2022 por la NASA.
En paralelo, comenzó en 2020 a estudiar Astronomía en la Universidad Andrés Bello (UNAB), como estudiante externa y en modalidad online. Sin embargo, por diversos motivos, no pudo oficializar su ingreso a la Universidad. Cuando estuvo a punto de rendirse y escoger otro país para estudiar, la Universidad de Santiago de Chile abrió la carrera de Astrofísica con mención en Ciencia de Datos, quienes analizaron su caso excepcional y la integraron a esta primera generación.
El camino no fue fácil, a pesar de sentirse afortunada por no sufrir los estereotipos de género aún presentes en su país. El esfuerzo de su madre ecuatoriana y su padre mozambiqueño, le permitieron acceder a una educación privada y no una pública, ya que en ésta última ella observaba la mayor brecha de género en Mozambique, realidad que no le es indiferente, integrándose a iniciativas que buscan revertir esta situación.
¿Las niñas tienen dificultades para estudiar ciencias en tu país?
Es difícil hablar de sesgos en la ciencia si a las niñas ni siquiera se les da la oportunidad de seguir sus estudios. Hay muchas que siguen en la educación secundaria, cuando a esa edad deberían estar en estudios superiores. Esto es porque se casan más temprano o porque tienen hijos o porque sus papás creen que deben estar en casa ayudando o en la misma agricultura. Entonces hay muchas problemáticas que hacen que particularmente las niñas no sigan sus estudios universitarios.
A nivel nacional, hay casi el doble de niños que niñas en la escuela. Esto se debe a la percepción de que los hombres son los que trabajan, son quienes deben contribuir a la parte económica en la familia y en la sociedad.
Hemos avanzado un montón considerando que nuestro país es nuevo, ni 50 años tenemos de independencia, pero el gobierno debe implementar acciones. Necesita erradicar este pensamiento retrógrado, transmitido de generación en generación, para que las niñas tengan una educación continua, inclusiva y de calidad, para poder ahí hablar de las niñas en ciencias.
Si no tienen la oportunidad de estudiar, menos de elegir dedicarse a la ciencia
Claro, hay mucho que hacer. Hoy existe un programa llamado Girl Move Academy, que ganó un premio de la UNESCO por promover la educación y el liderazgo femenino en Mozambique. Es como un intercambio. Yo, por ejemplo, recibí el curso Rise & Shine, en el cual participaron alrededor de 4000 mujeres más. Ahora me siento preparada y con herramientas para motivar a las generaciones futuras a estudiar.
Una actividad obligatoria del curso fue generar un círculo, que significaba buscar niñas más pequeñas que tú y mostrarles realmente qué es la educación, el por qué están yendo a la escuela, para que no lo hagan por obligación, sino por cuán lejos las puede llevar. Yo escogí niñas de 12 a 13 años, porque según estudios, es ahí cuando las niñas comienzan a perder la confianza, sienten que no son capaces y, por ende, terminan no estudiando lo que les gusta. La brecha de género en ámbitos científicos dice que comienza ahí, en la época en que mi país ellas comienzan la secundaria.
Participar de este programa fue una experiencia muy bonita. Nos presentamos, contamos nuestras historias y les dije que no estaba allá, sino que estudiando en Chile. Eso también es importante. Las niñas se quedaron muy interesadas y con ganas de aprender. Es muy gratificante estar contribuyendo al fortalecimiento de las niñas de mi país.
Es muy interesante que quieras tener un impacto positivo, como el que tuvo la Dra. Dinelsa Machaieie a tus 15 años
Ella fue un modelo a seguir. El hecho de que yo la conociera a los 15 años tuvo un gran impacto en mí y creo que lo va a seguir siendo. Es la primera persona haciendo esto. Me hizo pensar “si ella ha llegado tan lejos, yo también puedo”.
No es por nada que yo escogí niñas cercanas a esa edad, con el objetivo principal claramente de la educación, pero le puse mi toque, que es el lado científico. Les pregunté si ya sabían que quieren ser de grandes y una me dijo que quería ser médica y otra arquitecta. Siento que es porque en Mozambique no se conocen las carreras que existen en el mundo el día de hoy, solo las más conocidas. También trato de transmitirles esta realidad, mostrarles las oportunidades que tienen y los mil caminos posibles que pueden tomar y ofrece la ciencia.